sábado, enero 31, 2009

Marchalenes: poblado, arrabal, o partida, nunca alqueria (XVIII)

Marchalenes: poblado, arrabal, o partida, nunca alqueria (XVIII)
Marchalenes: poblado, arrabal o partida, nunca alqueria, debido a que el topónimo germinó en la hondonada donde se conformaban las diferenciadas tierras marjales a la vera del río Turia, en el septentrión de extramuros de la ciudad de Valencia.
(Misceláneas de su historia)
Juan B. Viñals Cebriá
DESAPARICIÓN DE LAS HUERTAS DE MARCHALENES.
En el capítulo anterior hablábamos de la l`Olleria, histórico caserío musulmán-valenciano, asentamiento principal de los artesanos Ollers(alfareros), situado a la vera de la acequia de Mestalla, braç de Petra, dentro del raval de Marjalena, tanto el lugar, como la acequia, aparecen ya mencionados en el celebrado Llibre del Repartiment.Hoy nos referiremos a la desaparición de las huertas de Marchalenes, en el periodo de los últimos años del S. XIX y primeros del S. XX, es cuando el Ayuntamiento de Valencia decide ampliar la ciudad y se realizan las dos Grandes Vías y además de la avenida de Victoria Eugenia (Reino de Valencia) que en un principio, el proyecto pretendía que llegara hasta la misma escalera Real del Puerto. Con la aparición de nuevas zonas urbanas en nuestra horta nord, se trazan nuevos caminos y calles, por lo tanto cunden las expropiaciones por doquier. La gran ciudad se engulle entre otras la mayor parte de las fértiles huertas y vegas de este raval marjalenc. Frente al Monasterio de la Zaidia se acomete y se ejecuta la apertura del nuevo camí de Barcelona (avenida Constitución) y algunas de sus calles adyacentes, hasta el mismo molí de Villacampa. Al mediodía se proyecta y realiza el camí Nou de Burjassot, Llíria, o Ademús (Avinguda Burjassot). Siendo alcalde de Valencia don Joaquín Reig Piqué (1884-1885), por la parte norte, se abre una gran ronda conocida como el Camí Trànsits (Avenida Peset Aleixandre, y como consecuencia de tan portentosa obra se deja cercado al barrio de l`Olleria). El Camí Trànsits en su diámetro constaba de doce kilómetros y estaba previsto en todo su recorrido de planchas metálicas destinadas a favorecer el tránsito de los carros. También se plantaron árboles para favorecer de sombra a viandantes y carreteros. Y por si esto fuese poco, durante el año 1887 aún se le esquilman más alquerías y tierras a este arrabal al colocar las vías del ferrocarril eléctrico Marchalenes Líria y la consiguiente instalación de la nueva estación metropolitana, con sus correspondientes servicios anexos para el funcionamiento de este nuevo transporte destinado a personas y mercancías. Entre las actuales calles Juan XXIII hasta la Gayano Lluch se encontraba el “femer” en donde los “fematers” (huertanos) depositaban la monda que recogían en sus carros por la ciudad y que luego se servía como abono para la huerta.
DESAPARECIDO TODO NUESTRO ESPLENDOROSO PATRIMONIO Con tristeza, añoranza y hasta con reprimida melancolía tenemos que decir donde antes habían blancas Almunias, cenias regadas con norias, rahals, alquerías, barracas, alguns molins i llogarets...Donde antes había frondosas huertas y deliciosas vegas bañadas por las cristalinas y abundantes aguas, provenientes de las siempre caudalosas acequias de Mestalla, Tormos, Rascaña, Braç de Petra, Rambla i Algirós, y toda aquella extensa y bien trazada red de acequias menores compuestas por rolls, braços, regs, sequiols, bollidor, goleró, llengues i ullals...no queda res.Si exceptuamos la gran obra que fue la construcción del perfecto sistema de riegos de nuestras vegas y huertos, nada ha quedado del gran patrimonio cultural que nos dejaron nuestros antepasados árabes. Todo ha desaparecido cual si un vendaval hubiese borrado el esplendoroso pasado musulmán en Marjalena, La Saidía, l’Olleria, y Tendetes, a diferencia de otros asentamientos de Al Andalus. En nuestro antiquísimo “raval” todo el patrimonio musulmán que figuraba antes del “REPARTIMENT” fue destruido o esquilmado, hasta el punto en que se desconoce donde se encontraban el palacio o el alcázar, o los supuestos y sibaritas baños de una reina o rica mora, las mezquitas, los molinos, o los artesanales hornos dels “ollers”, inclusive los preciosos jardines que en la antigüedad cantaron famosos poetas árabes valencianos, no queda ningún edificio, convento, fuente, o retablo que perpetúe nuestro pasado histórico. Esta lamentable situación no ocurre solo en Marchalenes. No se salva de esta tropelía ningún arrabal o barrio de la ciudad de Valencia en lo que respecta al ultraje sufrido con el desaparecido y después tantas veces añorado patrimonio árabe-mudéjar, o musulmán valenciano. Nuestra huerta y sus moradores de tez morena, como copia de los moriscos en el sentido exacto de la etimología que tiene la palabra, eran sus labradores que antaño vivieron por estas huertas, capitulo relevante en este arrabal fueron sus abnegados labradores; ellas, y ellos, eran a diario los primeros que llegaban todos los días al Mercado de Abastos de Valencia, donde con destreza y donosura exponían sus acreditadas mercancías en sus puestos, para seguidamente pasar a pregonar sus frutas y hortalizas con aquella su peculiar garantía, a la que acompañaban aquellas eufónicas y categóricas voces que pronunciadas por el efecto de la imela (la imela es un "fenómeno fonético de algunos dialectos árabes, antiguos y modernos, consistente en que el sonido a, generalmente cuando es largo, se pronuncia en determinadas circunstancias como e o i. Existió en el árabe hablado de la España musulmana" (DRAE), y nuestros labradores pregonaban dulcemente, aquello de.- ¡Ja esta ací el Marjaler!, o ¡Ja esta ací la marjalera! -No habia nada más que hablar, ni que decir -estaban más que garantizados la calidad de sus excelentes productos. Donde originariamente se hallaba Marjalena, horta i marjals de l’antic raval de extramurs de la Ciutat de Valencia”,- “no queda res” y por tanto olvido e indiferencia. Terminaremos dando paso al loado poeta Vicent Andrés Estellés, premio de las letras valencianas, que con tanta frecuencia visitó este arrabal que con su apasionado cariño por las cosas de Valencia, dejó escrito en “Las Provincias” el siguiente fragmento referido a la popular “Parreta” donde se condimentaban las más sabrosas paellas, y al conocido “Molino de la Esperanza”.“Ara no queda res. Es a dir: ara l’horta ha desaparegut, tot està edificat. LA ciutat creix i s’ho menja tot. És un fet, però malgrat totes les comprensions, un fet trist i melancòlic...no queda res...”
BIBLIOGRAFIA y FOTOS
Juan B. Viñals Cebriá. –« Marchalenes(...) ».-2000.

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