sábado, julio 26, 2008

FESTES EN L`HORTA DE MARJALENA/MARCHALENES

FESTES EN L`HORTA DE MARJALENA/MARCHALENES




Juan B. Viñals Cebriá



Marchiliena/Marchilienam/Marjalena,
Marchalena/Marjalenes/Marchalenes, (la olvidada terminación –ena- se engendra por el fenómeno
fonético que ocurría en ciertas hablas árabes por el cual el sonido [a] cuando es largo -[a:] o [ā]- se pronuncia en determinadas circunstancias como ē o ī; la imela fue frecuente en la valencia- musulmana).
Por todas esas mencionadas grafías y otras más, se conoce el nombre de este antiquísimo raval de vora riu, uno de los pocos lugares donde se conservan testimonios orales, pasados de padres a hijos, sobre los orígenes de sus más significativas fiestas. Testimonios que en este caso me fueron referidos por mi suegro D. Armando Amorós Donderis (1907 -1982). Mi padre político, al igual que mi esposa, mis hijos y mis nietos, son descendientes directos de una de las más acrisoladas familias que residieron en este típico lugar desde antes del siglo XVIII.
Señalaremos muy prontamente que los valencianos de Alicante, Castellón y Valencia, desde siempre hemos gozado de la consideración de ser un pueblo eminentemente trabajador, festivo, alegre y bullicioso; prueba de ello es la aseveración que hace al respecto D. Francisco de A. Carreres de Calatayud, quien dice de nosotros.-“Su espíritu, aunque algo modificado por el tiempo y la costumbre, sigue perdurando y dando a nuestro festejos un sello tradicional que los hace inconfundibles y distintos con el resto de España, y es porque como dijo el padre Mariana.-"Es innegable que los valencianos son bulliciosos de genio, vivos de ingenio, sutiles de discurso, agudos en inventar, primorosos en imitar, fáciles en mejorar y añadir, y sobre todo, aplicados cuando les importa; cualidades todas que, juntas con la generosidad de ánimo y franqueza en el gastar, les hacen singulares y aun únicos en la celebración de cualquier fiesta.”
EVOCACIÓN
Según mi suegro.- “En Marchalenes, des de sempre ens ha agradat molt la festa, però també hem sigut molt treballadors”. Yo, que bien le conocía, puedo dar fe de esa afirmación. Por lo tanto hay que activarse en explicar, que según la tradición en este barrio, desde siempre ha gozado de unas características propias y bien definidas en lo que se refiere a la personalidad de de sus hombres; honrados, cumplidores y laboriosos. Las mujeres madres abnegadas, fieles esposas, hacendosas en las cosas del hogar, y no en pocas ocasiones dispuestas a colaborar en algunos determinados trabajos agrícolas.
En esta barriada, sus vecinos gozaban de una buena merecida fama de ser formales en el trato, y que con manifestado orgullo presumían de la familiaridad que reinaba entre todos ellos, circunstancia que les permitía vivir de cómo si de una sola familia se tratara. En este peculiar poblado, mitad lacustre, mitad huertano, se guardaba un fervoroso culto a la amistad, y por supuesto por la fiesta. En este antiquísimo poblado con el solo escuchar por alguna de sus llogarets, el dulce sonido de la donçaina y el repiqueteo del tabalet, era como si de un resorte que les alegrara los corazones y si en ese mismo instante las circunstancias del trabajo lo permitían, era ya motivo suficiente para integrarse en la festa.
RETRATO COSTUMBRISTA DEL POBLADO
El padre Luís María Minguet(1904) publicó la.- “Historia del convento de Santa Mónica de Valencia” donde se reproducen algunos fragmentos del “Tratado de la capitulación de Valencia” en donde al referirse a “Marchalenes y a la calle Murviedro”, se puede leer: “Otra de la gran parte de la morisma vivía en los arrabales del margen izquierdo del Turia y se hallaba esparcida por la deliciosa vega, morando en barracas, alquerías pueblos de señorío, cuyos nombres remontaban su origen al de sus fundadores, ascendientes de los que a la razón se hallaban dedicados a la agricultura, rindiendo vasallaje a sus conquistadores.” Por lo tanto mi suegro me relataba que habia escuchado decir a sus abuelos que de este raval; llamaba poderosamente la atención del visitante, era la blancura de las fachadas de sus viviendas, costumbre arraigada en este placentero poblado, como queriendo perpetuar su ascendencia musulmana, de como si de un aldea moruna se tratara. La blancura de las alquerias y las barracas, se hallaban guarnecidas por verdes emparrados y rosales adosados en las fachadas de la puerta principal, donde enfrente siempre te encontraban con el pozo, -que proveía de agua fresca- protegido por la tradicional figuera y en ocasiones acompañada por algunos árboles frutales, sin olvidar la deliciosa llimera. Este idílico entorno se cumplimentaba por el apacible fluir del agua de las acequias – Mestalla, Rascanya, Tormos, Petra, goleró de l`Esperança- sequiols, donde en sus márgenes crecían canyes, i baladre (adelfa), la flor del lliri groc i lliri blau, junto con toda una variadísima mezcolanza de plantas, olorosas como el modesto mastranzo, a quien los valencianos coloquialmente le llamamos –matapuça-.
LA FESTA
El titulo de festes de porrat según se desprende de los documentos de la época era como la actual nominación de -Fiestas de Interés-. La organización de algunas de estas fiestas duraban todo el año, otras se instituían en pocos meses, y otras eran producto de nuestro –Pensat i Fet-. Estas últimas se realizaban en un santiamén, y en ellas nunca faltaba el tabal y la dulzaina; el horchatero, les “paradetes” de panolles torraes, carabassa torrà al forn, codonyetes, porrat, melons d`alger, i de tot l`any, peladilles, arnadí, torrò i altres llepolies.
Las fiestas de mayor arraigo hasta que se llegaba su celebración, los clavarios establecían toda clase de ingenios para conseguir el suficiente dinero para que su sueño se pudiese cumplir. Que las fiestas de ese año fuesen muy lucidas, y a ser posible que superaran a las del año anterior, se pretendía contratar mayor cantidad de luminarias y fuegos de artificio, la más afamada banda de música de la Vega. Los clavarios en cada fiesta, procuraban incluir algún nuevo festejo, que diese mayor realce y que pudiese ser recordado por el vecindario. Los cofrades, en sus casas recibían con pasacalle incluido el sabroso bescuit. Otro de los motivos para recoger dinero era la típica arreplegà. Por lo general este acto siempre se celebraba el domingo anterior a la festa grossa; los clavarios lucían la brussa negra del dumenge, y para el acto se hacían acompañar por el tabalet i la dolçaina, abría el cortejo, clavarios y clavariesas, la banda de música arropados por la chiquillería del poblado. Els festers recogían el dinero con gran mocadors d`erbes, anudados en las cuatro puntas, y les festeres con artísticos cantaros de alfarería de Manises, con esta manera tan sencilla, se iba haciendo la arreplegà.
LA FESTA
Además la junta de clavarios, estaba presidida por el Clavari Major. El vecindario participaba también adornando el altaret, o el retablo de San Vicent, que habia en la casi totalidad de las alquerias, y de las barracas, los cuales los adornaban con canyes verdes i tendres, alfàbega, gesmil, y otras de las muchas flores que se cultivaban o crecían silvestres por estas ubérrimas huertas. El festejo que siempre antecedía era l`entrà de la murta, de la cual cosa se encargaban los huertanos que disponían de caballos y carros, quienes los acicalaban y pertrechaban con relucientes guarniciones; después se dedicaban a recolectar fulles verdes, flor de baladre y otras muchas que crecían por estas vegas ; se seleccionaban las hojas mas verdes y olorosas, para después ir esparciéndolas por el suelo de las calles, dejando una alfombra de la cual emanaba un grato y oloroso perfume.
La atractiva nit d`albaes, donde en diferentes épocas actuaron entre otros, los afamados cantadores locales de diferentes épocas, la Cega de l`Olleria, Ceguet de Marjalenes, Carabina, Conxa la del Mercat, i Mata. Otra arraigada costumbre al estil de l`horta era la Alborá (alborada) en que los clavarios y vecinos haciéndose acompañar por un buen nutrido grupo de experimentados músicos, interpretaban escogida música valenciana, sobresaliendo en aquellas placidas y deliciosas noches, la claridad de las notas musicales, acompañados por un acompasado disparo de sonoros y coloristicos fuegos de artificio. Este último festejo y l`a nit d`albaes se dedicaba a las clavariesas, camareras y esposas, o novias, de los clavarios. Este acto finalizaba coincidiendo con el amanecer del nuevo día y era entonces cuando se iniciaba el volteig general de campanes, al que acompañaba la estruendosa dispará de trons i cohets. Cuando concluía tan atronadora disparà, y el volteo de campanas, inmediatamente y mientras duraban los festejos, los clavarios y los músicos celebraban el típico y suculento almuerzo a la costumbre d`horta marjalenca. Bon Profít.

Nota.-Entendemos que después de 1265, todos los días 20 de agosto se celebrarían grandes fiestas en el real Monasterio de la Zaidia, en honor de San Bernardo, y San Benito, fundadores del Cister, además hay que tener en cuenta la extraordinaria personalidad de su fundadora doña Teresa Gil de Vidaure, (considerada tercera esposa del rey Don Jaime I), y la importancia y predominio del Monasterio Cisterciense.
El historiador Marco Antonio Orellana, nos ofrece un testimonio referido a las fiestas de Santa Apolonia, (posteriormente desde 1956, patrona de los Oftalmólogos de España). Fiestas que se celebraban todos los días 9 de febrero, en el Convento de la Esperanza, que se encontraba situado justamente donde ahora se encuentra el Huerto de la Estrella. Por el fervor y popularidad que gozaban estas fiestas eran consideradas.-“Las fiestas únicas, que dio Valencia el pueblo desde antiguo el nombre y titulo de Festes de Porrat, se celebraban el día 9 de febrero”.
Posteriormente Joseph Bodria i Roig, por la notoriedad que gozaban las fiestas de esta barriada, escribe esto tan convincente.-“De les festes que encara duren i tots coneixen, no me ocupe, com son les de (…), Marjalenes a la Verge del Rosari”, día 8 de octubre. Combregar (comulgar de impedidos).Aun se celebra el dia de San Vicente Ferrer, a los ocho días del primer lunes de Pascua Florida.
Festa de la Mare de Deu dels Desamparats (en la ermita).imagen atribuida a Vergara, Fiestas suspendidas en 1936 y reanudadas en el años 1990 en la parroquia Beato Francisco Pinazo. Se celebra todos los años a mediados del mes de junio.
Santiago Apóstol, día 25 de julio. Desde el año 1940 hasta el año de la riada (1957) tambien disfrutaron de gran esplendor las fiestas en honor del patrón de España.
Tambien existe constancia de haberse celebrado la representación de la Carxofa de Silla (1914), con el testimonio del gran pintor D. Ignacio Pinazo.
Sin olvidar en pleno verano, las bulliciosas fiestas paganas (1933-1936) coloquialmente conocidas per les festes del pato, i conill.

Fin

Bibliografía.

Joseph Bodria.-“Festes de Carrer”.-1906.
Abelardo Herrero Alonso.-“Revista de Filología Valenciana”.-1997.

Juan B. Viñals Cebriá.-“Marchalenes (…)”-2000-.

sábado, julio 19, 2008

Monasterio de La Zaidia: sepulcro para dos reinas


Monasterio de La Zaidia: sepulcro para dos reinas
Marjalena/Marchalenes

Juan B. Viñals Cebriá




Biografía sintetizada de Jaime I de Aragón, el Conquistador (Montpellier, 2 de febrero de 1208 - Valencia, 27 de julio de 1276). Rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca, Conde de Barcelona, señor de Montpellier y de otras posesiones. El mismo Don Jaime I el Conquistador, contaba la fabulosa historia de como el fue engendrado; hijo de Pedro el Católico y de María de Montpellier. La real pareja siempre se llevaron mal o peor que mal, y por lo tanto no consumaban el matrimonio, lo que repercutía en la ausencia del heredero a la corona. Además el rey Pedro, como dijera después Jaime I, su propio hijo era un mujeriego: ell era hom de fembres. Para solucionar el problema sucesorio, se cuenta que, nobles o falsos aduladores y algunos clérigos del reino, maquinaron una treta que consistía llevar de tapadillo hasta el lecho del rey a una nueva hembra (cosa que al parecer se efectuaba con frecuencia). La desconocida que se pretendía facilitar al rey, en este caso, era ni más ni menos que su propia esposa Doña María. A la reina, una noche con amaños y promesas de reconciliación le llevaron hasta los aposentos del rey, con el fin de que yaciera con su marido bajo el encubierto de la noche. Pedro II, que ignoraba el ardid que le preparaban, accedió con el mayor agrado a retozar con la misteriosa dama que con tanto sigilo le iban a proporcionar su camarilla de alcahuetes serviles, pero a la mañana siguiente no fue tan indulgente el rey como en la noche anterior, porque los que urdieron tamaña idea por la confianza que le tenían al monarca. se atrevieron a unirse en su aposento con notorio regocijo, momento que el rey Pedro II, descubrió la artimaña, furioso abandonó el castillo y no volvió nunca jamás al mencionado aposento y de esa “furtiva” relación de aquella noche con su esposa Maria de Montpellier, nació el que al pasar el tiempo seria Jaime I el Conquistador. El nombre del neófito viene dado por que según cuentan las leyendas, su madre Doña Maria, puso doce velas con los nombres de los apóstoles y decidió que aquella vela que se apagara la última sería ese el nombre que se le impondría a su hijo, que resultó ser el de Santiago, que también quiere decir Jaime.
Para resumir diremos que Jaime I, el hom de fembres, se casó tres veces o tuvo tres mujeres legítimas: doña Leonor de Castilla, doña Violante de Hungría y doña Teresa Gil de Vidaure. Con la primera contrajo matrimonio muy joven, casi en la pubertad, a los trece años, y tuvo con ella un hijo llamado Alfonso, que falleció en 1260, pero cansado muy pronto la repudió alegando parentesco; volvió a contraer matrimonio con doña Violante de Hungría, con la que tuvo a Don Pedro, que le sucedió en el reino de Aragón; a Don Jaime, que heredó el de Mallorca, los Estados de Rosellón y Montpeller; a don Fernando, que murió niño; a Don Sancho, que fue arzobispo de Toledo; a doña Violante, mujer de Alfonso el Sa
bio; a Doña Constanza, esposa del infante don Manuel, hermano del rey don Alfonso; a doña Sancha, que se hizo monja y murió en Jerusalén; A doña María, religiosa también, y a doña Isabel, esposa de Felipe III, el Atrevido, hijo de San Luís de Francia, y muerta doña Violante, solicitó de amores a una viuda y dama principal del reino de Navarra, llamada doña Teresa Gil de Vidaure, la cual no accedió a sus deseos si no se legitimaba la unión por el sacramento ante la Santa Madre Iglesia, don Jaime I casó con ella en secreto, y tuvo dos hijos don Jaime, señor de Jérica, y don Pedro, señor de Ayerbe. Doña Teresa, era una Noble Dama, y las características más notables que le adornaban fueron: Belleza, Prudencia, Piadosa y de un Gran Carácter, lo que le permitió ser considerada en una de las mujeres mas influyentes. La historia es como sigue, fallecida la reina Violante de Hungría, D. Jaime y Doña Teresa, viuda de don Sancho Pérez de Lodosa, se convierten en matrimonio Morganático. En 1255 Jaime I mediante documento público le otorga el castillo de Jérica. Dos años después le daría las villas de Bejis, LLiria, Andilla y Altura. De su apasionada y amorosa relación nacieron dos hijos, Jaime de Jérica, el primogénito y Pedro de Ayerbe. Sin embargo, la agitada vida amorosa del hom de fembres hizo que, hacia los primeros años de la década de 1260 abandonase a Doña Teresa Gil de Vidaure, con el pretexto de que esta había contraído la terrible enfermedad infecciosa de la lepra. Doña Teresa, reclamó antes las instancias vaticanas la defensa de su matrimonio, con la prueba de la promesa dada en su día por el rey. Pero su valedor y testigo del juramento había fallecido, por lo que no pudo ser probado el hecho. No obstante el papa Clemente IV resolvió el caso indicando que el matrimonio se habia legitimado por la unión carnal. Don Jaime, inmerso de nuevo en avatares amorosos pretendió tener un nuevo amor con Berengüela Alfonso, hija del infante Alfonso de Castilla.
Por esta circunstancia Doña Teresa Gil de Vidaure, victima de este sufrimiento y por la terrible enfermedad contraída, quiso retirarse de la vida del mundo y abrazar la vida religiosa y con este objeto, le llevó a fundar en Marjalena/Marchalenes el Real Monasterio Cisterciense de la Zaidia, donde murió Doña Teresa, en su particular aposento llamado el Realet. El óbito sucedió el día 15 de julio de 1260, según nos hace saber D. Teodoro Llorente. Su cuerpo fue sepultado en el altar mayor, y obró prodigios, según lo testificaban los ex votos que colgaban de las paredes de la capilla. En 1665, con motivo de una maravillosa curación operada en una monja del convento, se abrió el sepulcro, y el cuerpo de doña Teresa fue hallado incorrupto; a fines del siglo XVIII, según lo testifica el padre J. Teixidor.


La importancia y respeto que merecía esta dama en nuestra Valencia viene dado que en el emblemático puente de Serranos, hasta finales del siglo XVII todavía contaba con cinco estatuas sobre sus barbacanas que representaban entre otras a Doña Teresa Gil de Vidaure, influyente personaje quien decidió recluirse en vida en el monasterio de la Zaidia, y donde después pidió ser enterrada en ese desaparecido Monasterio de la Zaidia.
***
LA OTRA REINA

De regreso de Marruecos la reina Zaida, demandó que de inmediato le subieran a la torre donde se encontraban sus habitaciones de soltera, los días pasaban muy lentamente y la Sultana no mejoraba en su salud, como hechizada desde su encantado mirador con el fino halo de vida que le quedaba aun pudo contemplar al altivo Eucaliptos, pero la reina, no percibía ya su balsámica aroma. El enamorado esposo no se separaba de su amada, en ningún instante del día y de la noche, el historiador J.B. Perales (1882), nos descubre que la que fue primero gentil princesa valenciana y después preciosa reina musulmana.- “De sus labios moribundos se escapó aún una frase:
-¡Ramiro….te amo!
Y espiró.
Cuentan las leyendas que su esposo Yusuf el Rey de Marruecos, mando embalsamar su cuerpo y transformar el mirador en un sepulcro donde descansaron los restos de su amada sultana. Grabaron en su tumba una inscripción que encontraron los cristianos al conquistar la ciudad que decía que, Dios todo poderoso castigaría con su cólera al que osara profanar con su planta aquel recinto donde vivió, murió y descansaba Zaida.

BIBLIOGRAFIA
Juan B. Perales.-“Tradiciones (…)”.-Madrid 1882.
Juan B. Viñals Cebriá.-“Marchalenes (…) Valencia 2000.

sábado, julio 12, 2008

HISTÒRIQUES TERRES MARJALENQUES, RAVAL DEL NORD DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA

“Que subimos a las giraldas y a la torre inclinada de Pisa a las pirámides y viajamos a Bangkok y Nueva York sin conocer la historia de nuestra propia plaza o calle. Sin saber ni siquiera donde estamos, ignorando cuanto vemos, desconociendo lo que significan las piedras que tocamos”

Arturo Pérez-Reverte
El Semanal.-20-02-2000.

HISTÒRIQUES TERRES MARJALENQUES, RAVAL DEL NORD DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA

Juan Bautista Viñals Cebriá



MARJALENC. –ENCA. Adj. Pertenece o relativo a la marjal, terreno aguanoso.

MARJALER-.-ERA, m y f. Gentilicio para los nacidos, moradores, y trabajadores de las tierras marjales.

MARJALER. ¡Qué gentilicio tan llamativo y evocador!, probablemente tan dulcemente pronunciado por los moradores de este raval, cuando lo daban a conocer a los escribas allá por el mes de junio del año 1238, -LLIBRE DEL REPARTIMENT.-
“F. Petri de Pina: Marchiliena, et Beniachaf ad opus XX scutiferorum qui erant in Peniscola et nom acceperunt solidatam; et pro hereditate quam eis mandavimus.VI kalendas julii(X).
Como queda demostrado prontamente aparece escrito nuestro topónimo, documentos paleográficos (Donación 428-1297y otros) Marchiliena y Marchilienam, -Llibre del Repartiment-, con las distorsionadas grafías de Marchiliena, Marchilienam, todo como consecuencia de que los escribas reales cristianos, por su origen y formación tienden a latinizar las voces geográficas, a su propia conciencia etimológica. A este respecto el prestigioso arabista Ambrosio Huici, nos ofrece una breve, clara y definitiva explicación por la cual un mism
o nombre aparece con grafías diferentes en el Repartiment.-
·”Las minutas redactadas por diversos escribanos, todos ignorantes del árabe, ofrecen una variedad increíble en las trascripciones tomadas al oído del mismo nombre”. Leído detenidamente lo que nos dice este acreditado historiador, hay que suponer el gran esfuerzo y dificultades tan enormes con que se encontrarían los pobladores de este raval, cuando se veían obligados a decir el nombre propio o él de este lugar a los escribas que en aquellos momentos redactaban las expropiaciones y posteriores donaciones. Seguramente para hacerse entender con su lengua propia que recordaremos por aquél entonces era el árabe vulgar y romance valenciano y por efecto especial de la –imela-árabe, dirían despacio y silabeando Mar-ja-le-na Mar-ja-le-na. Pero como asegura el arabista Ambrosio Huici los escribas que desconocían la lengua de los vencidos musulmanes valencianos, como se manifiesta dejaban corrompido el nombre como queda demostrado.

Insistir en lo tocante a las dificultades que encontrarían en el entendimiento idiomático, entre las huestes conquistadoras y los valencianos, hay que fundamentarlas en al amalgama y diversidad de personas que componían el bando vencedor y el habla tan diferenciada de los valencianos vencidos

En realidad desde antes del siglo XXIII, hasta el siglo XV, debieron llamar al poblado Marjalena, y no Marchiliena, y todo como consecuencia de que una importante llanura o conca que surgía después de traspasada la histórica Rambla, quedaba fundida con los márgenes de vora riu junto al Guadalaviar, o Godalaviar, como señalan al río documentos de la época.

En aquellos remotos tiempos el río era considerado como algo vivo y de vital importancia; al referirnos a las particularidades del Turia, y más concretamente al tramo que circundaba a este arrabal, hay que significar que hasta después de la trágica riada del día 14 de Octubre de 1957 en la parte recayente al lugar a conocido desde el posterior siglo XVIII como Marjalenes carecía de muros y pretiles, por lo que los terrenos conocidos como de vora riu hasta Tendetes,
quedaban abiertos a las imprevistas crecidas del río y como además en ese punto, el río dibujaba un gran meandro, las crecidas del agua entraban por aquellos terrenos, anegando todo cuanto encontraba a su paso dejando convertidos estos parajes de tierras marjales o aiguamolls.

Ciertamente, sería un error suponer que en todas las crecidas desbordamientos o riadas, de las que tenemos noticia el caudal soportado por el río fuese semejante a los acontecimientos anteriormente narrados, acaecidos a mitad del siglo XX.
Documentos que atestiguan el origen y circunstancias por lo que desde la antigüedad se conoce históricamente a este arrabal, partida, distrito, poblado, barrio o raval y desde 1919, conocido tan solo por un pequeño trozo de calle a punto de desaparecer con el distorsionado nombre de Marchalenes.
De la época que la ciudad de Valencia se encontraba sitiada por el ejército del Cid Campeador, se reconoce una elegía árabe, que parece que haga alusión a una de las inundaciones que padecieron por aquellos días el río Guadalaviar, al que tan vinculado ha estado desde sus orígenes a este raval.- “Él tu muy noble río Guadalaviar, con todas las otras aguas de que tu muy bien te servías, salido es de madre e va donde debía (…)” En un posterior documento dice.-
“A finales del siglo XV Baltasar Gallach adquiría a los herederos de Francisca Fuster, dos cahizadas de tierra, y una alqueria en la huerta de esta ciudad partida de Marchalena, que en el año mil cuatrocientos noventa y siete tenían por lindes el Camino Real de Llíria, el camino público que va a Marchalena (…)”.
ARV.Escrivanies de Cámara, exp. 119(1764), p 138.


Don José Martínez Aloy, en la “Geografía del Reino de Valencia”, 1920 también al referirse nuestro raval, nos dice lo siguiente:
“MARCHALENES.- Es natural que en la ribera izquierda del Turia los terrenos inmediatos al punto donde aquel cambia bruscamente la dirección para bordear la ciudad, desde el puente de San José al del Mar, sufrieron con tanta frecuencia la derrapaducha de las aguas, que en vez de campiñas constituyesen en lo antiguo, marjales aguanosos que dieron nombre a la partida(…)”

Nuestro ilustre convecino Don Luís B. Lluch Garín, abogado, incansable viajero siempre deseoso por conocer y dar a conocer los hechos históricos valencianos que, con su apasionado cariño por las cosas de Valencia en el periódico Las Provincias, (09.08.1967) publicaba lo siguiente.-
“Las aguas turbulentas de las grandes y espectaculares riadas entraban por aquellos terrenos, dejándolos convertidos en tierras pantanosas o sea marjales aguanosos, los cuales dieron un nombre típico a este lugar que ya fue conocido por el determinativo de Marchalenes. Marchalenes viene pues de Marjales”.

Desde la antigüedad junto a los ríos Túria, Júcar, Magro y otros, se han formado las zonas húmedas o aguanosas y marjales, de mayor notoriedad en la Comunidad Valenciana. La típica y popular Marjal se encuentra bañada por las aguas del río Júcar. En otros lugares, con diferentes formas, extensión y tamaños, también se han formado marjales conocidos como Marjal. De entre los muchos derivados de la palabra marjales existentes y que aun perduran en nuestra Comunidad Valenciana recordaremos algunos de ellos... Marjalena, popular barrio situado en L’Horta Nord de Valencia, Marjaletes, partida de Sollana (Ribera Baixa), ciudad arrocera por excelencia. Marjaleneria, popular partida que se encuentra en nuestra ciudad hermana de Castellón de la Plana. Marjal dels Moros, en la histórica ciudad de Sagunto Marjal de Pego-Oliva, Marjal de Xeresa, Marjal de Massamagrell, Marjal de Almenara, la Marjal junto a la playa de l’Ampolla, en Moraira-Teulada, etc, etc...

Desde el asentamiento en estas peculiares tierras nuestros antepasados, árabes vivieron y se acomodaron en almunias, rahals (finca rural compuesta por una o varias casas), alqueríes, barraques, o en una dumuncula (casa pequeña), llogarets y para viajeros, transeúntes y trashumantes se alojaban en alfondech (edificio que servía como hospedería y almacén), estas últimas casas por lo general se encontraban situadas junto al caminás (palabra que aún tiene vigencia en algunos lugares de la geografía valenciana). Camino grande que no dice de donde viene ni a donde va: sencillamente viene y va de norte a sur y de sur a norte. Suele aceptarse su origen neolítico.
Todos los demás caminos le son transversales, lo que indica su posterior apertura.

Aquellos primeros moradores musulmanes valencianos con esfuerzo, constancia y siguiendo los sabios consejos de los ancianos agricultores más experimentados y con un profundo conocimiento de la agricultura y la arboricultura, consiguieron transformar los marjales y terrenos baldíos de vora riu, en tierras productivas para el cultivo de arroz y canem (cáñamo). En el resto de estas fértiles huertas que todas ellas más bien parecían un frondoso vergel, con deliciosas vegas sombreadas por gran cantidad de árboles en donde sobresalían de aquella variedad de frutos, la protegida morera, en estas cuidadas huertas se cultivaban gran cantidad de verduras y hortalizas dado el consumo por la proximidad de la ciudad: en ellas nunca faltaba el agua, ya que se disponía en abundancia proveniente del bollidor o encreuament, junto al pont del anell, la antiguas acequias, entre otras las de Mestalla, Rascaña, Tormos, braç de Petra, el Goleró, braç de Rambla i braç d’Algirós, que aquellos primeros pobladores árabes proyectaron, construyeron y dejaron como patrimonio para futuras generaciones, una obra que vista por el paso de los años fue todo un portento de avanzada ingeniería para aquella época. Como queda demostrado, la agricultura y los regadíos tuvieron un gran desarrollo, y se introdujeron nuevos y variados cultivos y árboles frutales.

Nuestros antepasados musulmanes con sabiduría, y destreza, consiguieron que de forma perfecta al agua llegara hasta el último rincón de este raval. Combinaron el agua de las acequias con el caudal del río Guadalaviar, que indistintamente se servían de sus aguas para los riegos y cuando lo precisaban empleaban el cauce para realizar el eixugó (dejar sin agua los campos) operación que se realiza previamente a la plantà y a la siega del arroz que con tanta pasión se cultivaban en les terres marjalenques. Los agarenos sentían seducción por sus fértiles y bien cuidadas huertas, sus vegas y rincones umbríos, refrescados por las cristalinas aguas que discurrían por sus limpias y bien trazadas acequias, y su río, mientras que la montaña no tenía ningún atractivo para nuestros antepasados musulmanes. La abundancia de las aguas en este raval es el fundamento y principal motivo del profundo arraigo que sentían sus moradores por estas fecundas tierras.


Para concluir con la problemática de la descomposición con que aparecen los nombres de algunos topónimos lo hacemos aportando el sabio consejo del cronista del Reino Don Gaspar Escolano que de forma clara y diáfana nos dice: “Al presentarse más tarde los aragoneses bajo los muros de Valencia, corrompieron los nombres árabes de difícil pronunciación o impusieron otros nuevos a las calles, barrios y arrabales”.


Los documentos consultados respectos al origen del nombre de Marjalena nos vienen a confirmar que al antiquísimo topónimo se fundamenta y lo origina el suelo de una parte de la partida: más concretamente, las tierras conocidas popularmente como vora riu. Cuando éstas definitivamente fueron rescatadas, se dedicaban al cultivo del arroz, productos de huerta y a cereales, principalmente trigo, siempre tan escaso para el abastecimiento de las ciudades.
Al respecto de estos humedales, A. Rubio Vel, dejaría escrito:
“En el siglo XIV, en un momento de notable crecimiento demográfico, el “Consell de la Ciutat” decidió emprender la desecación de los mismos, aunque después siguieran llamándose (terres) marjalenques, partidas marjalenques de la ciudad. Los documentos medievales usan la expresión terra de marjal, para distinguirla de la de regadío (horta) y del secá”.

Los vecinos de la ciudad acostumbrados como estaban a transitar por calles estrechas o sinuosas, cuando por cualquier circunstancia llegaban a contemplar les terres marjalenques de la partida o luminoso raval de Marjalena, encontraban unas tierras de características muy diferenciadas a las que ellos estaban acostumbrados a contemplar en la huerta. Los otros humedales junto al río Túria, como anteriormente hemos mencionado, se encontraban en l’horta sud y por lo tanto muy distantes del gran núcleo urbano, por lo que es muy natural que las tierras marjalencas mas próximas fueran distinguidas con el nombre de Marjalena.
Otro documento encontrado de extraordinaria valía es el privilegio llamado concordia y que reproducimos tal cual figura en la crónica.-“El día 16 de agosto de 1386. Pedro IV, concede el privilegio llamado Concordia que tiene como origen francos y marjales. Se trata de la puesta en cultivo de una extensión aguanosa y de marjales junto al río Túria. Esta concordia fue confirmada por Fernando II en las cortes de Monzón en 1510”

El venerable historiador valenciano D. Roque Chabás, al referirse a esta parte izquierda del río Turia y más concretamente a los arrabales de la Valencia musulmana decía.-
“La situación alta del terreno de la Alcudía, por poca que fuere, le daba importancia para tomar este nombre, pues los terrenos más cercanos al río en aquella parte tomaban y aun conservan, el de Marchalenes por donde el río se desbordaba”.

Es ahora D. José RODRIGO PERTEGÁS, en su discurso pronunciado en Valencia, 1915, con el titulo.- “ANTECEDENTES PARA LA TOPOGRAFIA PREURBANA DE VALENCIA” cuando dice.- “En la más remota antigüedad, la parte izquierda del río Turia al norte de la ciudad de Valencia, era un inmenso marjal”


Como broche de oro ofrecemos este breve relato científico debido a los profesores D. Vicent M. Reselló.Doña Maria Jesús Teixidor. y D. Josep V. Boira, donde se nos indica que…
“(…) La dissemetria, aigues avall, afavoreix el desbordament per l`Ezquerra (conca del Barrac d`Endolça i despres Marxalenes) (…)” El mencionado barranco terminaba su torrentera tras la histórica Rambla en el tramo del pont Nou.
Diacronía, metodología que estudia las palabras
evolutivas. La diacronía anida en la etimología.
Posiblemente los distorsionados Ruzafa, Roçafa y Marjalena, de origen árabe sean de los pocos nombres que se conservan en la ciudad de Valencia desde la época prejaumina hasta nuestros días.
El núcleo más poblado de este raval de extramuros por lo especial de su hidrografía, sus moradores vivían en barracas viviendas de origen huertano, llogarets y alquerías. Si agregamos algo tan primordial en aquellos tiempos, cual era la abundancia del agua que vivificaba este peculiar territorio aguanoso donde sus moradores se sentían especialmente capacitados para el arte de la hidrogogía, y el cultivo de la planta del arroz, circunstancia lo suficientemente connotativa para que adoptaran el significativo y eufónico topónimo Marjalena.
En estos mismos momentos, las familias originarias del viejo poblado lacustre, perpetuemos protegiendo a cal y canto, nuestro entrañable gentilicio: Marjaler.
Fin


BIBLIOGRAFIA
Maria Desamparados Cabanes Pecourt-Ramón Ferrer Navarro.-“Libre del Repartiment del Regne de Valencia”.1979.
Abelardo Herrero Alonso.-Toponimia Valentina. 1986
Juan B. Viñals Cebriá.-“Marchalenes (…)”2000.
Ignasi Mangue Alférez.-“Marxalenes (…)” 2001.
Vicent M Reselló i Verger, Maria Jesús Teixidor de Otto y Josep V. Boira i Maiques.-“La Comarca de l`Horta Ârea Metropolitana de València.-2000.

sábado, julio 05, 2008

MARCHALENES: epítome en torno al topónimo

MARCHALENES: epítome en torno al topónimo
Juan B. Viñals Cebriá




“Es la etimología de los nombres tan conveniente él saberse, que sin su noticia, tal vez fuera ignorado el ser de cada cosa”. CICERON

Lo primero que pretendemos advertir al amable lector, son las muchas dificultades encontradas como consecuencia de lo escasos, dispersos y fragmentados que se encuentran los fondos documentales íntim
amente relacionados con la historiografía del Marchiliena- del Repartimet-.
La tarea no se presentaba nada fácil, por cuanto en este antiquísimo arrabal a lo largo de los tiempos nunca ha tenido Ayuntamiento, y por lo tanto no disponía de un escribano propio y los protocolos hay que buscarlos dispersos en el Archivo del Reino de Valencia. Archivo Municipal de la ciudad de Valencia, y Archivo de la Diputación Provincial, tampoco ha existido en este raval ninguna entidad pública o privada, con tradición donde por lo menos se pudiesen mantener o sólo conservar fondos documentales a disposición de investigadores para su estudio y para las personas que les agrada conocer y tener conciencia de su pasado histórico y de las cosas que le son más próximas. El recinto religioso más antiguo de este arrabal fue el celebrado monasterio de la Zaidia, que fue inexplicablemente derribado en 1808, reconstruido nuevamente en 1819, y derribado de nuevo en la década de los años sesenta del pasado siglo. La guerra civil de 1936,1939 fue causa de la desaparición de muchos de los documentos. Queremos recordar que la primera iglesia de Marchalenes no fue construida hasta el año 1858, por lo que anteriormente los servicios religiosos se realizaban según sector del arrabal, correspondían a San Bartolomé, o San Lorenzo.
El estudio que procuramos elaborar tiene como fin investigar la verdadera natu
raleza y la realidad geomorfológico que en tiempos pretéritos existía en la hondonada o conca y en las tierras de extramuros, situadas en el septentrión de extramuros de la ciudad de Valencia.

Para tan apasionante propósito nos hemos impuesto consultar en primer lugar escritos originales y con tan valiosos testimonios, procuraremos indagar y conocer de primera mano la manera en que aparece escrito el nombre de este antiquísimo arrabal o poblado.

Otro aspecto al que concedemos especial relevancia, son las tradiciones conserva
das y pasadas de padres a hijos, y que nos fueron relatadas por descendientes directos de acrisoladas familias que nacieron o fueron residentes de este antiquísimo territorio, y con tan privilegiados testimonios, intentaremos conocer la expresión fonética que debieron de emplear los antiguos moradores de este arrabal cuando trataban de expresar el nombre de este territorio a los escribas, o partitores, en la época de la reconquista. Hay que recordar que hasta después de la cruzada se mantenían palabras o expresiones árabes. No hay que olvidar que la estancia de árabes, sirios y berberiscos en la península Ibérica, desde el a. 711 hasta la toma de Granada, en 1492, fue lo suficientemente prolongada para que un gran número de palabras referentes quedaran incorporadas al acerbo popular de los valencianos musulmanes, y luego se perpetuaran en las lenguas castellana y valenciana. Pero, además algunos moriscos continuaron residiendo en el reino de Valencia, hasta años después de 1609.
A poco de la ocupación islámica, los ríos, montes, pueblos y lugares del viejo reino musulmán valenciano recibieron nuevos nombres árabes. Los topónimos o nombres de lugar de origen árabe son muy numerosos Juan Vernet Ginés, Toponimia arábiga, en el t. I de la Enciclopedia Lingüística Hispánica, Madrid 1956. 561-578): especifican entre otros Almarchal, Marchal, Almarjal, Almarjen, que proceden del árabe marj,- (prado); (…).
Queremos hacer saber al amable lector que después del tiempo transcurrido desde la inicia
ción del presente trabajo; las continuadas visitas realizadas a diferentes bibliotecas, archivos, y hemerotecas; cuando advertimos que pasa el tiempo, notamos en falta los manuscritos aljamiados que sirvieron como guía espiritual para mudéjares y moriscos. (Textos manuscritos en español pero con caracteres árabes)
De suma importancia resultarían también los escritos de –Iban al –Abbar (1199-1270) excelso poeta y destacado político valenciano, posiblemente nacido en este arrabal islámico. (El arabista A. Huici Miranda, no concreta esta noticia).
***
Las primeras descripciones geográficas encontradas como tal, de esta ubérrima comarca mitad huertana, mitad marjalenca, es conforme lo expresa el pacientísimo historiador local Ignac
i Mangue,- “corresponden, a los datos proporcionados en el siglo XIII por la “Primera Crónica General”, relacionados con la conquista de Valencia por el Cid, en las postrimerías del siglo XI (…)”.Nos apresuramos en abordar el tema discordando con nuestro admirado amigo Ignasi Mangue, por el titulo tan extemporáneo que ha dado a su documentadísimo libro, “Marxalenes de alquería islámica (…)”, tanto la referencia alquería, como el nombre Marxalenes, ambas definiciones no la hemos encontrado en ninguna de las fuentes consultadas. En documentos de la época de la reconquista encontramos Marchiliena, Marchilienam, y en posteriores, figura como: partida, distrito, poblado, arrabal, o barrio, pero en ningún caso con la expresión, –alquería- y ni mucho menos con el neologismo Marxalenes. Queremos manifestar a la hora de emprender la elaboración del presente estudio, que para darle al trabajo el aporte científico necesario, hemos recogido como tutores para abordar este compromiso, los muy validos preceptos del Doctor don Joan Tort Donada, y los no menos validos del Catedrático don Abelardo Herrero Alonso, personalidades, que deben de encuadrarse dentro de la más rigurosa disciplina académica de la filología

Juan B. Viñals Cebriá


BIBLIOGRAFIA

-Juan Vernet Ginés, Toponimia arábiga, en el t. I de la Enciclopedia Lingüística Hispánica, Madrid 1956.

-Bernardo Herrero Alonso.” Toponimia Valentina”.-1986

-Ignasi Mangue Alférez.- “Marxalenes: de alqueria islámica (…)”Valencia 2001.

-Juan B. Viñals Cebriá.-“Marchalenes: estudio entorno al topónimo.” Valencia, 2006.