sábado, julio 12, 2008

HISTÒRIQUES TERRES MARJALENQUES, RAVAL DEL NORD DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA

“Que subimos a las giraldas y a la torre inclinada de Pisa a las pirámides y viajamos a Bangkok y Nueva York sin conocer la historia de nuestra propia plaza o calle. Sin saber ni siquiera donde estamos, ignorando cuanto vemos, desconociendo lo que significan las piedras que tocamos”

Arturo Pérez-Reverte
El Semanal.-20-02-2000.

HISTÒRIQUES TERRES MARJALENQUES, RAVAL DEL NORD DE LA CIUTAT DE VALÈNCIA

Juan Bautista Viñals Cebriá



MARJALENC. –ENCA. Adj. Pertenece o relativo a la marjal, terreno aguanoso.

MARJALER-.-ERA, m y f. Gentilicio para los nacidos, moradores, y trabajadores de las tierras marjales.

MARJALER. ¡Qué gentilicio tan llamativo y evocador!, probablemente tan dulcemente pronunciado por los moradores de este raval, cuando lo daban a conocer a los escribas allá por el mes de junio del año 1238, -LLIBRE DEL REPARTIMENT.-
“F. Petri de Pina: Marchiliena, et Beniachaf ad opus XX scutiferorum qui erant in Peniscola et nom acceperunt solidatam; et pro hereditate quam eis mandavimus.VI kalendas julii(X).
Como queda demostrado prontamente aparece escrito nuestro topónimo, documentos paleográficos (Donación 428-1297y otros) Marchiliena y Marchilienam, -Llibre del Repartiment-, con las distorsionadas grafías de Marchiliena, Marchilienam, todo como consecuencia de que los escribas reales cristianos, por su origen y formación tienden a latinizar las voces geográficas, a su propia conciencia etimológica. A este respecto el prestigioso arabista Ambrosio Huici, nos ofrece una breve, clara y definitiva explicación por la cual un mism
o nombre aparece con grafías diferentes en el Repartiment.-
·”Las minutas redactadas por diversos escribanos, todos ignorantes del árabe, ofrecen una variedad increíble en las trascripciones tomadas al oído del mismo nombre”. Leído detenidamente lo que nos dice este acreditado historiador, hay que suponer el gran esfuerzo y dificultades tan enormes con que se encontrarían los pobladores de este raval, cuando se veían obligados a decir el nombre propio o él de este lugar a los escribas que en aquellos momentos redactaban las expropiaciones y posteriores donaciones. Seguramente para hacerse entender con su lengua propia que recordaremos por aquél entonces era el árabe vulgar y romance valenciano y por efecto especial de la –imela-árabe, dirían despacio y silabeando Mar-ja-le-na Mar-ja-le-na. Pero como asegura el arabista Ambrosio Huici los escribas que desconocían la lengua de los vencidos musulmanes valencianos, como se manifiesta dejaban corrompido el nombre como queda demostrado.

Insistir en lo tocante a las dificultades que encontrarían en el entendimiento idiomático, entre las huestes conquistadoras y los valencianos, hay que fundamentarlas en al amalgama y diversidad de personas que componían el bando vencedor y el habla tan diferenciada de los valencianos vencidos

En realidad desde antes del siglo XXIII, hasta el siglo XV, debieron llamar al poblado Marjalena, y no Marchiliena, y todo como consecuencia de que una importante llanura o conca que surgía después de traspasada la histórica Rambla, quedaba fundida con los márgenes de vora riu junto al Guadalaviar, o Godalaviar, como señalan al río documentos de la época.

En aquellos remotos tiempos el río era considerado como algo vivo y de vital importancia; al referirnos a las particularidades del Turia, y más concretamente al tramo que circundaba a este arrabal, hay que significar que hasta después de la trágica riada del día 14 de Octubre de 1957 en la parte recayente al lugar a conocido desde el posterior siglo XVIII como Marjalenes carecía de muros y pretiles, por lo que los terrenos conocidos como de vora riu hasta Tendetes,
quedaban abiertos a las imprevistas crecidas del río y como además en ese punto, el río dibujaba un gran meandro, las crecidas del agua entraban por aquellos terrenos, anegando todo cuanto encontraba a su paso dejando convertidos estos parajes de tierras marjales o aiguamolls.

Ciertamente, sería un error suponer que en todas las crecidas desbordamientos o riadas, de las que tenemos noticia el caudal soportado por el río fuese semejante a los acontecimientos anteriormente narrados, acaecidos a mitad del siglo XX.
Documentos que atestiguan el origen y circunstancias por lo que desde la antigüedad se conoce históricamente a este arrabal, partida, distrito, poblado, barrio o raval y desde 1919, conocido tan solo por un pequeño trozo de calle a punto de desaparecer con el distorsionado nombre de Marchalenes.
De la época que la ciudad de Valencia se encontraba sitiada por el ejército del Cid Campeador, se reconoce una elegía árabe, que parece que haga alusión a una de las inundaciones que padecieron por aquellos días el río Guadalaviar, al que tan vinculado ha estado desde sus orígenes a este raval.- “Él tu muy noble río Guadalaviar, con todas las otras aguas de que tu muy bien te servías, salido es de madre e va donde debía (…)” En un posterior documento dice.-
“A finales del siglo XV Baltasar Gallach adquiría a los herederos de Francisca Fuster, dos cahizadas de tierra, y una alqueria en la huerta de esta ciudad partida de Marchalena, que en el año mil cuatrocientos noventa y siete tenían por lindes el Camino Real de Llíria, el camino público que va a Marchalena (…)”.
ARV.Escrivanies de Cámara, exp. 119(1764), p 138.


Don José Martínez Aloy, en la “Geografía del Reino de Valencia”, 1920 también al referirse nuestro raval, nos dice lo siguiente:
“MARCHALENES.- Es natural que en la ribera izquierda del Turia los terrenos inmediatos al punto donde aquel cambia bruscamente la dirección para bordear la ciudad, desde el puente de San José al del Mar, sufrieron con tanta frecuencia la derrapaducha de las aguas, que en vez de campiñas constituyesen en lo antiguo, marjales aguanosos que dieron nombre a la partida(…)”

Nuestro ilustre convecino Don Luís B. Lluch Garín, abogado, incansable viajero siempre deseoso por conocer y dar a conocer los hechos históricos valencianos que, con su apasionado cariño por las cosas de Valencia en el periódico Las Provincias, (09.08.1967) publicaba lo siguiente.-
“Las aguas turbulentas de las grandes y espectaculares riadas entraban por aquellos terrenos, dejándolos convertidos en tierras pantanosas o sea marjales aguanosos, los cuales dieron un nombre típico a este lugar que ya fue conocido por el determinativo de Marchalenes. Marchalenes viene pues de Marjales”.

Desde la antigüedad junto a los ríos Túria, Júcar, Magro y otros, se han formado las zonas húmedas o aguanosas y marjales, de mayor notoriedad en la Comunidad Valenciana. La típica y popular Marjal se encuentra bañada por las aguas del río Júcar. En otros lugares, con diferentes formas, extensión y tamaños, también se han formado marjales conocidos como Marjal. De entre los muchos derivados de la palabra marjales existentes y que aun perduran en nuestra Comunidad Valenciana recordaremos algunos de ellos... Marjalena, popular barrio situado en L’Horta Nord de Valencia, Marjaletes, partida de Sollana (Ribera Baixa), ciudad arrocera por excelencia. Marjaleneria, popular partida que se encuentra en nuestra ciudad hermana de Castellón de la Plana. Marjal dels Moros, en la histórica ciudad de Sagunto Marjal de Pego-Oliva, Marjal de Xeresa, Marjal de Massamagrell, Marjal de Almenara, la Marjal junto a la playa de l’Ampolla, en Moraira-Teulada, etc, etc...

Desde el asentamiento en estas peculiares tierras nuestros antepasados, árabes vivieron y se acomodaron en almunias, rahals (finca rural compuesta por una o varias casas), alqueríes, barraques, o en una dumuncula (casa pequeña), llogarets y para viajeros, transeúntes y trashumantes se alojaban en alfondech (edificio que servía como hospedería y almacén), estas últimas casas por lo general se encontraban situadas junto al caminás (palabra que aún tiene vigencia en algunos lugares de la geografía valenciana). Camino grande que no dice de donde viene ni a donde va: sencillamente viene y va de norte a sur y de sur a norte. Suele aceptarse su origen neolítico.
Todos los demás caminos le son transversales, lo que indica su posterior apertura.

Aquellos primeros moradores musulmanes valencianos con esfuerzo, constancia y siguiendo los sabios consejos de los ancianos agricultores más experimentados y con un profundo conocimiento de la agricultura y la arboricultura, consiguieron transformar los marjales y terrenos baldíos de vora riu, en tierras productivas para el cultivo de arroz y canem (cáñamo). En el resto de estas fértiles huertas que todas ellas más bien parecían un frondoso vergel, con deliciosas vegas sombreadas por gran cantidad de árboles en donde sobresalían de aquella variedad de frutos, la protegida morera, en estas cuidadas huertas se cultivaban gran cantidad de verduras y hortalizas dado el consumo por la proximidad de la ciudad: en ellas nunca faltaba el agua, ya que se disponía en abundancia proveniente del bollidor o encreuament, junto al pont del anell, la antiguas acequias, entre otras las de Mestalla, Rascaña, Tormos, braç de Petra, el Goleró, braç de Rambla i braç d’Algirós, que aquellos primeros pobladores árabes proyectaron, construyeron y dejaron como patrimonio para futuras generaciones, una obra que vista por el paso de los años fue todo un portento de avanzada ingeniería para aquella época. Como queda demostrado, la agricultura y los regadíos tuvieron un gran desarrollo, y se introdujeron nuevos y variados cultivos y árboles frutales.

Nuestros antepasados musulmanes con sabiduría, y destreza, consiguieron que de forma perfecta al agua llegara hasta el último rincón de este raval. Combinaron el agua de las acequias con el caudal del río Guadalaviar, que indistintamente se servían de sus aguas para los riegos y cuando lo precisaban empleaban el cauce para realizar el eixugó (dejar sin agua los campos) operación que se realiza previamente a la plantà y a la siega del arroz que con tanta pasión se cultivaban en les terres marjalenques. Los agarenos sentían seducción por sus fértiles y bien cuidadas huertas, sus vegas y rincones umbríos, refrescados por las cristalinas aguas que discurrían por sus limpias y bien trazadas acequias, y su río, mientras que la montaña no tenía ningún atractivo para nuestros antepasados musulmanes. La abundancia de las aguas en este raval es el fundamento y principal motivo del profundo arraigo que sentían sus moradores por estas fecundas tierras.


Para concluir con la problemática de la descomposición con que aparecen los nombres de algunos topónimos lo hacemos aportando el sabio consejo del cronista del Reino Don Gaspar Escolano que de forma clara y diáfana nos dice: “Al presentarse más tarde los aragoneses bajo los muros de Valencia, corrompieron los nombres árabes de difícil pronunciación o impusieron otros nuevos a las calles, barrios y arrabales”.


Los documentos consultados respectos al origen del nombre de Marjalena nos vienen a confirmar que al antiquísimo topónimo se fundamenta y lo origina el suelo de una parte de la partida: más concretamente, las tierras conocidas popularmente como vora riu. Cuando éstas definitivamente fueron rescatadas, se dedicaban al cultivo del arroz, productos de huerta y a cereales, principalmente trigo, siempre tan escaso para el abastecimiento de las ciudades.
Al respecto de estos humedales, A. Rubio Vel, dejaría escrito:
“En el siglo XIV, en un momento de notable crecimiento demográfico, el “Consell de la Ciutat” decidió emprender la desecación de los mismos, aunque después siguieran llamándose (terres) marjalenques, partidas marjalenques de la ciudad. Los documentos medievales usan la expresión terra de marjal, para distinguirla de la de regadío (horta) y del secá”.

Los vecinos de la ciudad acostumbrados como estaban a transitar por calles estrechas o sinuosas, cuando por cualquier circunstancia llegaban a contemplar les terres marjalenques de la partida o luminoso raval de Marjalena, encontraban unas tierras de características muy diferenciadas a las que ellos estaban acostumbrados a contemplar en la huerta. Los otros humedales junto al río Túria, como anteriormente hemos mencionado, se encontraban en l’horta sud y por lo tanto muy distantes del gran núcleo urbano, por lo que es muy natural que las tierras marjalencas mas próximas fueran distinguidas con el nombre de Marjalena.
Otro documento encontrado de extraordinaria valía es el privilegio llamado concordia y que reproducimos tal cual figura en la crónica.-“El día 16 de agosto de 1386. Pedro IV, concede el privilegio llamado Concordia que tiene como origen francos y marjales. Se trata de la puesta en cultivo de una extensión aguanosa y de marjales junto al río Túria. Esta concordia fue confirmada por Fernando II en las cortes de Monzón en 1510”

El venerable historiador valenciano D. Roque Chabás, al referirse a esta parte izquierda del río Turia y más concretamente a los arrabales de la Valencia musulmana decía.-
“La situación alta del terreno de la Alcudía, por poca que fuere, le daba importancia para tomar este nombre, pues los terrenos más cercanos al río en aquella parte tomaban y aun conservan, el de Marchalenes por donde el río se desbordaba”.

Es ahora D. José RODRIGO PERTEGÁS, en su discurso pronunciado en Valencia, 1915, con el titulo.- “ANTECEDENTES PARA LA TOPOGRAFIA PREURBANA DE VALENCIA” cuando dice.- “En la más remota antigüedad, la parte izquierda del río Turia al norte de la ciudad de Valencia, era un inmenso marjal”


Como broche de oro ofrecemos este breve relato científico debido a los profesores D. Vicent M. Reselló.Doña Maria Jesús Teixidor. y D. Josep V. Boira, donde se nos indica que…
“(…) La dissemetria, aigues avall, afavoreix el desbordament per l`Ezquerra (conca del Barrac d`Endolça i despres Marxalenes) (…)” El mencionado barranco terminaba su torrentera tras la histórica Rambla en el tramo del pont Nou.
Diacronía, metodología que estudia las palabras
evolutivas. La diacronía anida en la etimología.
Posiblemente los distorsionados Ruzafa, Roçafa y Marjalena, de origen árabe sean de los pocos nombres que se conservan en la ciudad de Valencia desde la época prejaumina hasta nuestros días.
El núcleo más poblado de este raval de extramuros por lo especial de su hidrografía, sus moradores vivían en barracas viviendas de origen huertano, llogarets y alquerías. Si agregamos algo tan primordial en aquellos tiempos, cual era la abundancia del agua que vivificaba este peculiar territorio aguanoso donde sus moradores se sentían especialmente capacitados para el arte de la hidrogogía, y el cultivo de la planta del arroz, circunstancia lo suficientemente connotativa para que adoptaran el significativo y eufónico topónimo Marjalena.
En estos mismos momentos, las familias originarias del viejo poblado lacustre, perpetuemos protegiendo a cal y canto, nuestro entrañable gentilicio: Marjaler.
Fin


BIBLIOGRAFIA
Maria Desamparados Cabanes Pecourt-Ramón Ferrer Navarro.-“Libre del Repartiment del Regne de Valencia”.1979.
Abelardo Herrero Alonso.-Toponimia Valentina. 1986
Juan B. Viñals Cebriá.-“Marchalenes (…)”2000.
Ignasi Mangue Alférez.-“Marxalenes (…)” 2001.
Vicent M Reselló i Verger, Maria Jesús Teixidor de Otto y Josep V. Boira i Maiques.-“La Comarca de l`Horta Ârea Metropolitana de València.-2000.

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