sábado, noviembre 22, 2008

Marchalenes: poblado o arrabal, nunca alqueria (VI)

Marchalenes: poblado o arrabal, nunca alqueria (VI)
Marchalenes: poblado o arrabal, nunca alqueria, debido a que el topónimo germinó en la hondonada donde se conformaban las diferenciadas tierras marjales a la vera del río Turia. (Recuerdos de su historia)
Juan B. Viñals Cebriá
La puerta principal de la al quería de Guinart, cuya entrada se encontraba en el originario “camí de Burjassot” donde formaba esquina y en ese lugar había una “font”. La otra esquina con la que se formaba la entrada del legendario “camí” era una planta baja donde había una tienda: “botigeta de Ramoneta” y en el piso alto tenía la vivienda la familia el “tío Pepitón”, que en la década de los años treinta, fue nombrado alcalde Pedáneo de barrio. Como queda señalado, la conocida coloquialmente en sus postreros momentos como “alquería de Barriga”, en realidad se trataba en sus mejores tiempos de la alqueria de Severino Guinart, (1679) por ser la que te encontrabas primero en el importante camí de Burjassot (después un tramo rotulado calle Bautista Esteve Ximeno).El luego conocido “Camí vell de Burjassot” comenzaban sus números impares, con cuatro casas, sin ningún alto y su techo estaba cubierto con tejas morunas. La casa que hacia esquina con la calle de Marchalenes (antiguamente era por donde comenzaba el “Camí Real de Marchalena, a Lliria”), donde precisamente se encontraba la “botigeta de Ramoneta”, continuaban un grupo de once casas con una solo piso, aunque los últimos edificios disponían de dos alturas.
Recordar que en algunas de estas plantas bajas estaba la “botigeta del tío Pedro” y justo al lado de la “carbonería”; después unas viviendas y luego les separaba un campo, cercado también de “puncheres” y seguidamente cuatro plantas bajas con dos pisos de altura cada una. Esta finca era la más alta de este tramo. En la primera casa se encontraba la “paradeta de cacaus i tramussos” y a continuación la “botigeta de Filo. Las otras dos casas tenían tan solo una altura. Las cuatro siguientes eran de menor elevación pero también contaban con dos pisos cada una. Quedaba prolongada esta calle por un trozo de campo para huerta y, seguidamente, se encontraba la “casa del Marino”, que se localizaba por el otro lado adosada a los muros del huerto de la Estrella. La mencionada “casa del Marino” por su ubicación y forma, por la década de los años cuarenta, se desarrollaron interesantes escenas de una película inglesa.
Esta última casa reseñada como queda dicho; quedaba unida junto a los muros del huerto de la Estrella, residencia que fue de dos importantes políticos, el primero Faustí Barberá, y en la segunda década del siglo XX, y antes de ser Colegio de Monjas Mantellate, tuvo su residencia don Luís Lluch Garín, con su numerosa familia el huerto, poseía su puerta principal encarada al norte, y figura rotulada en el número 80 de la calle Marchalenes. Entre los muros de este huerto y el edificio en ruinas de enfrente, eran concretamente los restos del que fue renombrado Convento de la Esperanza, donde si torcías a la derecha podías acceder a la replaçeta, donde se encontraba establecido el afamado horno de la Esperanza (1509); si continuabas hacia Benicalap te encontrabas con las ruinas sobrevenidas durante la guerra del francés (1811), y extensos huertos que fueron propiedad de las religiosas agustinas.Después de comenzado el siglo XX, en una parte de los terrenos del huerto se construyó un triturador para la elaboración piensos para el ganado. Esta edificación tenía forma de casilla, pero sus cubiertas eran de tejas. Precisamente por debajo de esta nave discurría la acequia denominada “braç de Petra”, que figura en el Repartiment, Al lado más saliente había una finca con dos plantas bajas y su correspondiente piso alto. Estas dos casas estaban rotuladas con el número 90. Las últimas de la parte derecha de la calle Marchalenes después de construirse en el Camí Nou (1897), terminaban junto a la senda que formaba el muro del convento y a la otra parte del almacén de Obras Públicas y la caseta de los peones camioneros. Frente a estas referidas casas y antes de alcanzar el camino de Burjasot existía un amplio espacio y camino carretero donde se encontraba la “font” y la “bassa de la acequia de Petra, donde se conformaba “el Golerò”. La primera acequia después atravesar el referido huerto del convento, surgía junto a la alquería del Ciri, o Giner, y después fluía frente el caserío de la Olleria (reducto de los artesanos Olleros), la segunda acequia el Golero atravesaba descubierta hasta llegar a los muros del huerto de la Estrella, y por dentro del mismo per sequies i sequiols llegaba el agua hasta las huertas más bajas de esta partida, en el tramo descubierto había un rústico puente de gruesas piedras de rodeno, señalizado con sendos pilones de piedra de regular altura que servía para la señalización, de carros y caballerías y a los escasos vehículos a motor que circulaban por los años 1940 al 1945, que es cuando se cubrió la acequia y se plantaron tres árboles junto al Golerò y de los que ahora tan solo queda un platanero en medio de un bonito seto o rotonda, frente al referido huerto, la avenida de Portugal, avenida de Burjasot, calle Fidalgo y el desaparecido tramo de la calle de Marchalenes.
Retomando nuevamente el principio de los números impares de lo que quedó del antiquísimo nombre de Marchalenes diremos que: la suave inclinación referida al principio de esta calle, en la parte izquierda antes de llegar al ángulo que formaba la calle, existían unos corrales dedicados a cebaderos de animales porcinos, propiedad de la familia de los Bonica , después unas plantas bajas que a sus moradores se les conocía como les de Salom , a continuación una ebanistería y así hasta la calle la Bomba (assusac), este rincón se componía de varias casas, y entre otros recordaremos que entre sus vecinos se encontraban Rausell, valenciano y fallero de toda la vida, la paellera,celedonia, la peixcadora, la sordeta, mangraneta y también recordamos a el chache Hace más de medio siglo, discurría el año 1950, la calle de Marchalenes después de rebasar la calle de la Bomba, seguía largo trecho de casas compuesto por talleres y viviendas ocupadas entre otros por una pelleria, un taller metalúrgico, unos carreteros conocidos como los blancos, y entre otros recordamos a la puntillera, el gallego, una fábrica de abonos, otras viviendas y así hasta alcanzar el número 29 donde hasta el año 1939 albergaba el Casino Blasquista , centro político y de recreo donde en su teatro se celebraban funciones especialmente en valenciano. Después de este local había una finca compuesta por dos plantas bajas y dos alturas cada una, en este edificio residían entre otros la familia de un mestre obrer de vila, en el mismo edificio tenía su vivienda Venancio presidente que fue en el año 1950-1951de la falla de esta calle y padre del popular pirotécnico el traca, también residía y tenía su taller Juan Canet, gran innovador como artista de fallas infantiles. No quiero olvidar a Eulogio que como consecuencia de las gravísimas heridas sufridas durante la guerra civil le fueron amputadas ambas manos. Después la sombrerera, y la antigua alquería de Comeig que en la última escalera también existió hasta el año 1939 el casino Liberal, seguidamente los muros de la parte posterior del huerto de Gens, luego una pequeña senda que comunicaba la calle Marchalenes con la Avenida Burjasot, y a continuación un campo bastante grande empezando nuevamente cuatro casas con un piso en donde entre otros tenían su vivienda Enrique “el cacauero”, Doloretes “la de Palmera”, Manolo “el caragol”, así hasta la “casa dels ferrers”, artesanos de reconocida solvencia en reparación y construcción de aperos destinados a las huertas, luego estaba el corral “del forn”, la “porteta de darrere del Barber”, “la pórtala” de María la de “botifarra”, después la puerta accesoria del Casino de los Trabajadores, hay que significar la nula actividad política de este casino, más bien era el típico y clásico lugar de solaz esparcimiento de la mayoría del vecindario. A continuación el corral del “estanc del navero” (tabacos) y de la “tía Pepica la del segó”, Remedios la “tranviera”, después Rosa la de “Ximo”, a continuación un importante establecimiento regentado por Amparito la “carnissera”, un autentico Súper-Mercado de la época, donde se vendían toda clase de artículos para el hogar. Desde la última casa que había chaflán se accedía al camino de Burjasot, junto las desaparecidas vías del tranvía número 23 (Valencia, Burjasot-Godella). La casa de enfrente la ocupaba una tenda de olis y piensos, y por último se encontraba la escaleta de Amalín la del cachirulo, y seguidamente la conocida bassa del Braç de Petra, el Golero, i la fontHoy es imposible reconocer nada de lo que fue aquella típica calle, arteria principal del barrio de Marjalenes, donde la mayoría de sus vecinos eran modestos artesanos o trabajadores de diferentes oficios o profesiones y que podían presumir, entre otras cosas, de mantener una gran amistad y armonía entre todos ellos.Un personaje legendario en el cante valenciano fue el afamadísimo Ceguet de Marjalenes.Lo de Marchalenes-marxa i no alenes, pura anécdota, nada mas lejos de la realidad. La convivencia y la armonía tenían carta de naturaleza entre los vecinos de Marchalenes. Continuará
Bibliografía.Juan B. Viñals Cebriá.-“Marchalenes Huerta y (…)”.-2000.

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