LA OLLERIA (Partida del raval Marjalena)
Juan B. Viñals Cebriá
En el Llibre del Repartimet encontramos seis donaciones referidas a Olarios- Ollarios, en una de ellas la signada con el nº 1070 se puede leer.-
“A Fortuny López de Sádaba, las casas de Abraham Cahely, revocando la donación que se había hecho a Pere Sanç de Oblites y seis anegadas de tierra para huerta en la parte de arriba de Olarios, que son asignadas a vosotros Ramón P. Sans y Jaques: y unas casas en ruinas, junto a las ya comentadas para (…)” 3 de febrero de 1239.
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L`Olleria, antiquísimo llogaret, situado junto la Rambla que se formaba a la vera de la acequia de Petra, y cuyo histórico nombre se pierde en la oscura noche de los tiempos. Lindante entre Benicalapech/Benicalap y, dentro del ámbito del antiquísimo Marchilienam/Marchalenes; engullido por altas edificaciones, aun le podemos encontrar los restos olvidados y lamentablemente abandonados lo que en la más remota antigüedad fue lugar de los denodados ollers. En la década de los años sesenta, concretamente el día 9 de abril de 1964, incomprensiblemente el Ayuntamiento de Valencia rotuló como calle Olba, privando de tan histórico y determinativo topónimo al delicioso llogaret, por donde discurría la caudalosa acequia de Petra, quienes proporcionaban junto la Rambla la arcilla para los artesanales Ollers, nombre que se fundamentaba en el ancestral oficio de los pobladores de este tan antiquísimo lugar. Posteriormente personas mayores, cuyos antepasados vivieron desde siempre en este apacible territorio, dicen que sus abuelos dijeron a sus padres que sus antepasados elaboraban con artesanal destreza objetos construidos con arcillas provenientes de las acequias y ramblas de Petra, Rascanya, Tormos, Mestalla y “vora riu en Marjalena”. Tan artesanal oficiosa existía desde antes de la llegada de las huestes del Rey Jaime I. Los musulmanes valencianos moradores de este territorio eran de profesión Ollers, denominación valenciana del castellano Olleros (alfareros). Se dice que los Ollers de Valencia tenían gran destreza en la elaboración de las diferentes vasijas de barro, y que tenían gran pericia para seleccionar las arcillas para según que objeto pretendían elaborar. Las arcillas pobres en hierro se empleaban para los receptáculos destinados con el contacto con el fuego, ya que estas arcillas resistían altísimas temperaturas como perols i cassoles y otros objetos para cocinas de uso domestico y, los revestimientos de los hornos de pan-cocer. Para la transformación de las grandes ollas, atifells (vasijas), ánforas, cantaros y jarros, se aprovechaban arcillas más elásticas que se moldeaban con suma facilidad y que después de horneados adquirían gran dureza y resistencia. Estos objetos de gran tamaño eran destinados en aquellos remotos tiempos, para almacenar o transportar agua, aceite, vino, salazones y otros adobes perecederos.
ULTIMOS TIEMPOS DE L`OLLERIA
Hasta que apareció la desaforada especulación, l`Olleria era por entonces un idílico paraje valenciano, por donde fluía la mencionada acequia Petra. Mi primera visión de este lugar correspondería al año 1933, en que acompañaba en aquella ocasión a mi abuela María, que iba a visitar a unas amigas. El caserío que recuerdo y la caudalosa acequia eran envueltos por un frondoso vergel con altos y variadísimos árboles que proporcionaban una idílica umbría; sus edificios eran de una u otra manera lo que en Valencia se conoce como alquerías, de construcción bajo medieval , todas ellas se encontraban encaradas a la gran ciudad, uno de los motivos principales que llamaban poderosamente la atención, era la blancura de las fachadas, costumbre arraigada en este placentero poblado, como queriendo perpetuar su ascendencia de los ollers, y como si de un aldea moruna se tratara. Frente al agrupado caserío donde discurría la amplia y profunda acequia se había construido un banco con rajoles cara vista, donde se disfrutaba de tan apacible sombra, favorecida por la frescura de la corriente del agua tan cristalina. Para acceder a la llamada alqueria de Benito (anteriormente Blay Martí), feudo que se encontraba enfrente y para cruzar el canal, se disponía de una palanca, la puerta principal se encontraba cara a poniente. Por aquella mi primera visita, el vecindario mayoritariamente estaba compuesto por huertanos, creyentes en su mayoría, y sentían gran veneración por el dominico Sant Vicent Ferrer. El dominico valenciano que según Martinez Aloy.-“Tanto gustaba de apostolizar por estas huertas”. Por aquellos tiempos aun pude contemplar algún retablo de taulellets manisers, que reproducían al santo valenciano.
Si emprendías viaje desde la ciudad para llegar al caserío, se hacia por el Camino Viejo de Burjasot (actualmente calle Bautista Esteve Ximeno), donde te encontrabas con una deliciosa toponimia, botigueta de Ramoneta, alqueria de Toni, Castelló o del Foraster, antes Colejal; el floriste, alqueria Ballador, alqueria del Ciri, l` estrela i ,Geroni.
ETIMOLOGIA Y ORIGEN DEL TOPONIMO
(*) “Las grafías documentales recogen perfectamente la trayectoria fonética del topónimo. La voz geográfica encuentra apoyo interpretativo en el vocablo común Olleria, alfar, -alfarería procedente igual que oller, del latín. En efecto, el latín vulgar Olla (del latín clásico AULÚLA, olla) originaria también la forma derivada ollarius, de donde nuestro oller formó el valenciano el derivado de Olleria base de nuestro topónimo.
Ya en el Repartiment encontramos lexicado como topónimo el vocablo oller, con la grafia Olarios, y también con la forma latinizada Ollarius.
El topónimo no es exclusivo del Reino de Valencia: Hay Olleria en Jaén. La forma Olleros representa topónimos diversos en Salamanca, Orense, Lugo, León y Palencia. Datos todos estos que vienen a probar la razón semántica del nombre, en relación con la idea de alfarería”.
(*).-Maria D. Cabanes, Ramón. Ferrer, y Abelardo Herrero.- “Documentos y Datos para un estudio Toponímico de la Región Valenciana”.-1981.
ASENTAMIENTO DE LOS TEMPLARIOS
El rey Zeyan, o Abú Zayan y por otros historiadores conocido por Abou-Djomajt Ben Sellan, emir de Valencia, (que anteriormente fue el que destronó al rey Abú Zayd) abandonado por la suerte y por sus alcáides de las diferentes fortalezas situadas alrededor de la ciudad que sucesivamente se iban entregando o pactando con el rey aragonés, favorecido por esta y otras circunstancias al respecto, el erudito historiador Vicente Boix, escribe:
“D. Jaime que con la mayor seguridad pudo en consecuencia, avanzar hasta la playa del Grao y tomar sus disposiciones para dar el comienzo el sitio de Valencia, su ejercito ascendía a setenta mil infantes, y dos mil caballos, compuestos por aragoneses, catalanes y provenzales, algunos castellanos y numerosos aventureros, ingleses, franceses e italianos, de los que habían militado en las cruzadas sobre Jerusalén, y entre esta muchedumbre de extrañas costumbres, usos e idioma, figuraban diferentes obispos, abades y religiosos que seguían al rey en esta expedición”.
Como luego nos indica Don Vicente Boix; con todos los preparativos y contingencias previstas, ordenó desplegarse al ejercito cristiano para la conquista de la capital del reino: “Y estableció su campamento a la parte del Mediodía en la alquería de Ruzafa. Los ballesteros de Jaca, con un escuadrón de la caballería del Temple, se situaron en la huerta de esta ciudad, cuartel de Benimaclet, parte de levante entre este lugar, el Grao y la ciudad.”...
V. Boix, prosigue el relato con un hecho histórico íntimamente relacionado con esta partida cuando nos dice.-”El maestre de los templarios acampó con sus caballeros en la misma huerta, partida de la Olleria, cuartel de Campanar *(Este sitio fue cedido por el rey al maestro del temple y a sus cincuenta caballeros, como consta en el real registro SUPER DONATIONE VALENTIAE. Era 1277(año 1239). Extinguida aquella orden militar, pasó la propiedad de ese terreno a la de Montesa: y se halla situado entre el camino de Burjassot y de Moncada, quedando desde entonces por recuerdo la cruz de piedra, llamada la Cruz de Moncada.”
“Los catalanes se situaron al poniente de la ribera del Turia, y el comendador de San Jorge de Alfama al Mediodía en el cuartel de Patraix, y la caballería tomó posesión en una altura que había junto al río seco de Torrente.”
“La retaguardia compuesta de la gente de Tortosa, quedó situada cerca del punto que ocupaba el rey, a la otra parte del Turia, sobre la orilla del mar y la marjal, en el partido de Castelló de la Albufera, cuyo terreno repartió luego el monarca entre algunos soldados almogávares”.
Como queda anteriormente demostrado, el ejército cristiano fue desplegándose en círculo por l`Ollería, Marjalenes, Benimaclet, El Grao, Ruzafa y Patraix, hasta quedar sitiados los arrabales y la ciudad de Valencia.
El historiador y militar Vicente Gascón Pelegrí, estudia la táctica empleada por el numerosísimo ejército cristiano frente al escaso número de defensores musulmanes y nos dice:
“Por su parte, la guarnición sarracena se componía tan solo de diez mil hombres, los cuales optaron por encerrarse dentro de la ciudad, y organizar la resistencia a ultranza, encima de la muralla”.
La lectura concerniente a la conquista de Valencia, según la versión de diferentes historiadores al ser tan breves estos textos puede causar al lector la equivocada impresión, de que la conquista de Valencia, fue una cruzada, o guerra de muertes continuas y destrucción del adversario. La realidad fue otra, la contienda entre cristianos y musulmanes duró doce largos años, y en el transcurso de los mismos, hubo épocas de lucha y tiempos de pactos de paz y de treguas. Esta forma de practicar la guerra permite a los vencidos que puedan continuar viviendo en las mismas moradas y seguir enseñando a sus hijos la religión de Alá. Esta teoría queda avalada por el esclarecedor texto debido al historiador R. Ferrer Navarro cuando asegura -que la guerra como tal, tan solo adquiere ciertos momentos de dureza en contadas ocasiones, el relato aclaratorio del investigador queda expresado en los siguientes términos; “La violencia del ejército conquistador solo se da en contadas ocasiones en la conquista de las tierras al sur del río Júcar, en tal caso jamás se habla para nada de cruzada”
La entrada victoriosa a Valencia por el Rey D. Jaime I y sus invictos ejércitos, fue el día 9 de Octubre de 1238. Después de la Conquista de Valencia, la documentadísima catedrática A. Cabanes, nos dice: “Los musulmanes, formarían el grupo más coherente y homogéneo de la Valencia reconquistada. Nuestra hipótesis los supone en posesión de unas mil doscientas casas aproximadamente, las cuales explotarían bajo tipos de contratos diferentes”.
(*) Es oportuno aclarar que cuando posteriormente el historiador y catedrático de la Universidad don Vicente Boix redacta esta crónica, Marchalenes, la Olleria, Benimámet, Beniferri, Benicalap, Orriols y Borbotó todos estos lugares se encontraban incorporados al cuartel de Campanar. La palabra cuartel, actualmente tiene el significado de distrito. Por lo tanto nada que ver en el momento de la reconquista de Valencia .Hasta la década de los años sesenta la estacioneta del trenet, llevaba el nombre de la Olleria.
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