sábado, septiembre 20, 2008

MARJALENA/MARCHALENES Y LOS MUSULMANES

MARJALENA/MARCHALENES Y LOS MUSULMANES
Juan B. Viñals Cebriá
Nuestros primeros moradores musulmanes, con esfuerzo, constancia y siguiendo los sabios consejos de los ancianos agricultores más experimentados y con un profundo conocimiento de la agricultura y la arboricultura, consiguieron transformar les terres marjalenques y terrenos baldíos de vora riu, en tierras productivas para el cultivo de arroz y canem (cáñamo). Las fértiles huertas que emergían en la parte izquierda de la acequia de Mestalla, todas ella más bien parecían un frondoso vergel, con deliciosas vegas sombreadas por gran cantidad de árboles en donde sobresalían de aquella variedad de frutos, la protegida morera, en estas cuidadas huertas se cultivaban gran cantidad de verduras y hortalizas dado el consumo por la proximidad de la ciudad: en ellas nunca faltaba el agua, ya que disponía de ésta en abundancia proveniente de la antiguas acequias, entre otras las de Mestalla, Rascaña, Tormos, braç de Petra, el Goleró, braç de Rambla i braç d’Algirós, i el encreuament, todos estos canales que aquellos primeros pobladores árabes proyectaron, construyeron y dejaron como patrimonio para futuras generaciones, una obra que vista por el paso de los años fue todo un portento de avanzada ingeniería para aquella época. Como queda demostrado, la agricultura y los regadíos tuvieron un gran desarrollo, y se introdujeron nuevos y variados cultivos y árboles frutales. La terminología que actualmente empleamos en materia de riegos es todavía totalmente heredada de los árabes: acequia, azud, noria, aljibe, senia y de los mismos tenemos en el actual idioma valenciano palabras como: bacora, carchofa, carabassa, gesmil, sucre, canyamel, dacsa, llima, zafanoria, safrà, taronja, fanecada, arrop, aixerop... Nuestros antepasados musulmanes con sabiduría, destreza y paciencia, consiguieron que de forma perfecta al agua llegara hasta el último rincón de este raval. Combinaron el agua de las acequias con el caudal del río Guadalaviar, que indistintamente se servían de sus aguas para los riegos y cuando lo precisaban empleaban el cauce para realizar el eixugó (dejar sin agua los campos) operación que se realiza previamente a la plantà y a la siega del arroz que se cultivaba en les terres marjalenques. Los agarenos sentían seducción por sus fértiles y bien cuidadas huertas, sus vegas y rincones umbríos, refrescados por las cristalinas aguas que discurrían por sus limpias y bien trazadas acequias, y su río, mientras que la montaña no tenía ningún atractivo para ellos. La abundancia de las aguas en este raval es el fundamento y principal motivo del profundo arraigo que sentían los moradores por estas fecundas tierras. Por lo tanto, queda confirmado que el origen etimológico del nombre del lugar de Marjalena/Marjalenes tiene su base, en el topónimo valenciano Marjal y por lo tanto el nombre de este antiquísimo poblado ha guardado siempre la misma filosofía y no ha cambiado más que su ortografía con la llegada del rey Don Jaime I .


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