Juan B. Viñals Cebriá
Añoranza, de un antiquísimo topónimo valenciano de clara ascendencia árabe. Aunque distorsionado, es uno de los pocos nombres que de aquel legado agareno se aun conservan en la ciudad de Valencia. Decir, que el núcleo mayor de aquel antiquísimo arrabal de extramuros, con una hidrografía tan peculiar, en donde sus moradores vivían en humildes barracas, y alquerías de las más diversificadas categorías y clases. Los transeúntes o traguiners que se quedaban a la luna de Valencia, pernoctaban en hostatges, edificios situados en el camí rial de Lliria-Marjalena. Algo fundamental en aquellos tiempos era la abundancia del agua, cosa que moradores de este raval se sentían especialmente capacitados para el arte de la hidrogogía, circunstancia por lo cual sus moradores adoptaran como nombre un topónimo tan determinativo. Lo anteriormente expuesto queda confirmado en “Documentos y datos para un estudio toponímico de la región valenciana” debido, a Maria Cabanes Pecourt, Ramón Ferrer Navarro y Abelardo Herrero Alonso. “El agua fue en todo tiempo un motivo denominador importante, desde los primeros pueblos-que encontraban en el agua motivos divinizadores-hasta la cultura árabe-que siempre vio en el agua un elemento imprescindible para sus ritos religiosos o para sus ocios sibaríticos”. Caprichosamente la naturaleza aflora fuentes, forma cauces por donde deslizarse el agua de los barrancos y ríos, es en estos favorecidos lugares donde se constituyen los núcleos mas habitados y por lo tanto no podían ser ignorados a la hora de designar denominaciones con alguna vinculación con la calidad del suelo y sus reminiscencias hidrográficas son las que decidían la formación o designación de los nombres. Los referidos autores del mencionado libro, dicen.-“(…) los topónimos no son fruto de la sinrazón o caprichoso azar: una razón (geográfica, histórica,...) los ha motivado. Observando la topografía hallamos enseguida la explicación toponímica de numerosas localidades. Esto prueba claramente que las voces geográficas responden siempre a un sistema de denominación de carácter “significativo (…). Como ocurría en la toponimia de origen árabe, también en el netamente valenciana hay voces geográficas que deben su nombre a las circunstancias del suelo donde se hallan asentados los núcleos de población que representan(…).Numerosos topónimos valencianos han sufrido proceso de castellanización. Quizá uno de los mejores frutos prácticos de los testimonios documentales sea la detectación del proceso castellanizante que han seguido numerosas voces geográficas de la Comunidad Valenciana.La dificultad enorme que suponen algunos fonemas de nuestra lengua a la hora de ser captados por el oído castellano, ha hecho que muchísimos topónimos hayan sido adoptados a la fonética castellana, mucho mas elemental y simple que la valenciana.”.-MARJAL, origen etimológico de los derivados Marjalena, Marjaleneria, Marjaleta, Marjaletes, terres Marjalenques. El modismo Marxalenes, previene del apelativo marxant, castellano marchante, mercachifle o mercader. Por lo tanto Marxalenes no guarda ninguna relación con el topónimo originario. Del árabe March-tierras bajas y aguanosas, al castellano Marjal y Almarjal, terreno bajo y pantanoso, al valenciano Marjal, terres baixes i humides, las tres lenguas tienen el mismo significado. Después del estudio de los documentos consultados, quedaría demostrado de manera irrefutable, que Marjalena es la auténtica y verdadera grafía del eufónico topónimo valenciano documentado en el siglo XV, de tan difícil adaptación para los castellanos.
Bibliografía- Maria Cabanes Pecourt, Ramón Ferrer Navarro y Abelardo Herrero Alonso. Documentos y datos para un estudio toponímico de la región valenciana.-1981.Juan B. Viñals Cebriá.- -Marchalenes (…).-2000.