FESTES EN L`HORTA DE MARJALENA/MARCHALENES
Juan B. Viñals Cebriá
Marchiliena/Marchilienam/Marjalena,
Marchalena/Marjalenes/Marchalenes, (la olvidada terminación –ena- se engendra por el fenómeno fonético que ocurría en ciertas hablas árabes por el cual el sonido [a] cuando es largo -[a:] o [ā]- se pronuncia en determinadas circunstancias como ē o ī; la imela fue frecuente en la valencia- musulmana).
Por todas esas mencionadas grafías y otras más, se conoce el nombre de este antiquísimo raval de vora riu, uno de los pocos lugares donde se conservan testimonios orales, pasados de padres a hijos, sobre los orígenes de sus más significativas fiestas. Testimonios que en este caso me fueron referidos por mi suegro D. Armando Amorós Donderis (1907 -1982). Mi padre político, al igual que mi esposa, mis hijos y mis nietos, son descendientes directos de una de las más acrisoladas familias que residieron en este típico lugar desde antes del siglo XVIII.
Señalaremos muy prontamente que los valencianos de Alicante, Castellón y Valencia, desde siempre hemos gozado de la consideración de ser un pueblo eminentemente trabajador, festivo, alegre y bullicioso; prueba de ello es la aseveración que hace al respecto D. Francisco de A. Carreres de Calatayud, quien dice de nosotros.-“Su espíritu, aunque algo modificado por el tiempo y la costumbre, sigue perdurando y dando a nuestro festejos un sello tradicional que los hace inconfundibles y distintos con el resto de España, y es porque como dijo el padre Mariana.-"Es innegable que los valencianos son bulliciosos de genio, vivos de ingenio, sutiles de discurso, agudos en inventar, primorosos en imitar, fáciles en mejorar y añadir, y sobre todo, aplicados cuando les importa; cualidades todas que, juntas con la generosidad de ánimo y franqueza en el gastar, les hacen singulares y aun únicos en la celebración de cualquier fiesta.”
EVOCACIÓN
Según mi suegro.- “En Marchalenes, des de sempre ens ha agradat molt la festa, però també hem sigut molt treballadors”. Yo, que bien le conocía, puedo dar fe de esa afirmación. Por lo tanto hay que activarse en explicar, que según la tradición en este barrio, desde siempre ha gozado de unas características propias y bien definidas en lo que se refiere a la personalidad de de sus hombres; honrados, cumplidores y laboriosos. Las mujeres madres abnegadas, fieles esposas, hacendosas en las cosas del hogar, y no en pocas ocasiones dispuestas a colaborar en algunos determinados trabajos agrícolas.
En esta barriada, sus vecinos gozaban de una buena merecida fama de ser formales en el trato, y que con manifestado orgullo presumían de la familiaridad que reinaba entre todos ellos, circunstancia que les permitía vivir de cómo si de una sola familia se tratara. En este peculiar poblado, mitad lacustre, mitad huertano, se guardaba un fervoroso culto a la amistad, y por supuesto por la fiesta. En este antiquísimo poblado con el solo escuchar por alguna de sus llogarets, el dulce sonido de la donçaina y el repiqueteo del tabalet, era como si de un resorte que les alegrara los corazones y si en ese mismo instante las circunstancias del trabajo lo permitían, era ya motivo suficiente para integrarse en la festa.
RETRATO COSTUMBRISTA DEL POBLADO
El padre Luís María Minguet(1904) publicó la.- “Historia del convento de Santa Mónica de Valencia” donde se reproducen algunos fragmentos del “Tratado de la capitulación de Valencia” en donde al referirse a “Marchalenes y a la calle Murviedro”, se puede leer: “Otra de la gran parte de la morisma vivía en los arrabales del margen izquierdo del Turia y se hallaba esparcida por la deliciosa vega, morando en barracas, alquerías pueblos de señorío, cuyos nombres remontaban su origen al de sus fundadores, ascendientes de los que a la razón se hallaban dedicados a la agricultura, rindiendo vasallaje a sus conquistadores.” Por lo tanto mi suegro me relataba que habia escuchado decir a sus abuelos que de este raval; llamaba poderosamente la atención del visitante, era la blancura de las fachadas de sus viviendas, costumbre arraigada en este placentero poblado, como queriendo perpetuar su ascendencia musulmana, de como si de un aldea moruna se tratara. La blancura de las alquerias y las barracas, se hallaban guarnecidas por verdes emparrados y rosales adosados en las fachadas de la puerta principal, donde enfrente siempre te encontraban con el pozo, -que proveía de agua fresca- protegido por la tradicional figuera y en ocasiones acompañada por algunos árboles frutales, sin olvidar la deliciosa llimera. Este idílico entorno se cumplimentaba por el apacible fluir del agua de las acequias – Mestalla, Rascanya, Tormos, Petra, goleró de l`Esperança- sequiols, donde en sus márgenes crecían canyes, i baladre (adelfa), la flor del lliri groc i lliri blau, junto con toda una variadísima mezcolanza de plantas, olorosas como el modesto mastranzo, a quien los valencianos coloquialmente le llamamos –matapuça-.
LA FESTA
El titulo de festes de porrat según se desprende de los documentos de la época era como la actual nominación de -Fiestas de Interés-. La organización de algunas de estas fiestas duraban todo el año, otras se instituían en pocos meses, y otras eran producto de nuestro –Pensat i Fet-. Estas últimas se realizaban en un santiamén, y en ellas nunca faltaba el tabal y la dulzaina; el horchatero, les “paradetes” de panolles torraes, carabassa torrà al forn, codonyetes, porrat, melons d`alger, i de tot l`any, peladilles, arnadí, torrò i altres llepolies.
Las fiestas de mayor arraigo hasta que se llegaba su celebración, los clavarios establecían toda clase de ingenios para conseguir el suficiente dinero para que su sueño se pudiese cumplir. Que las fiestas de ese año fuesen muy lucidas, y a ser posible que superaran a las del año anterior, se pretendía contratar mayor cantidad de luminarias y fuegos de artificio, la más afamada banda de música de la Vega. Los clavarios en cada fiesta, procuraban incluir algún nuevo festejo, que diese mayor realce y que pudiese ser recordado por el vecindario. Los cofrades, en sus casas recibían con pasacalle incluido el sabroso bescuit. Otro de los motivos para recoger dinero era la típica arreplegà. Por lo general este acto siempre se celebraba el domingo anterior a la festa grossa; los clavarios lucían la brussa negra del dumenge, y para el acto se hacían acompañar por el tabalet i la dolçaina, abría el cortejo, clavarios y clavariesas, la banda de música arropados por la chiquillería del poblado. Els festers recogían el dinero con gran mocadors d`erbes, anudados en las cuatro puntas, y les festeres con artísticos cantaros de alfarería de Manises, con esta manera tan sencilla, se iba haciendo la arreplegà.
LA FESTA
Además la junta de clavarios, estaba presidida por el Clavari Major. El vecindario participaba también adornando el altaret, o el retablo de San Vicent, que habia en la casi totalidad de las alquerias, y de las barracas, los cuales los adornaban con canyes verdes i tendres, alfàbega, gesmil, y otras de las muchas flores que se cultivaban o crecían silvestres por estas ubérrimas huertas. El festejo que siempre antecedía era l`entrà de la murta, de la cual cosa se encargaban los huertanos que disponían de caballos y carros, quienes los acicalaban y pertrechaban con relucientes guarniciones; después se dedicaban a recolectar fulles verdes, flor de baladre y otras muchas que crecían por estas vegas ; se seleccionaban las hojas mas verdes y olorosas, para después ir esparciéndolas por el suelo de las calles, dejando una alfombra de la cual emanaba un grato y oloroso perfume.
La atractiva nit d`albaes, donde en diferentes épocas actuaron entre otros, los afamados cantadores locales de diferentes épocas, la Cega de l`Olleria, Ceguet de Marjalenes, Carabina, Conxa la del Mercat, i Mata. Otra arraigada costumbre al estil de l`horta era la Alborá (alborada) en que los clavarios y vecinos haciéndose acompañar por un buen nutrido grupo de experimentados músicos, interpretaban escogida música valenciana, sobresaliendo en aquellas placidas y deliciosas noches, la claridad de las notas musicales, acompañados por un acompasado disparo de sonoros y coloristicos fuegos de artificio. Este último festejo y l`a nit d`albaes se dedicaba a las clavariesas, camareras y esposas, o novias, de los clavarios. Este acto finalizaba coincidiendo con el amanecer del nuevo día y era entonces cuando se iniciaba el volteig general de campanes, al que acompañaba la estruendosa dispará de trons i cohets. Cuando concluía tan atronadora disparà, y el volteo de campanas, inmediatamente y mientras duraban los festejos, los clavarios y los músicos celebraban el típico y suculento almuerzo a la costumbre d`horta marjalenca. Bon Profít.
Nota.-Entendemos que después de 1265, todos los días 20 de agosto se celebrarían grandes fiestas en el real Monasterio de la Zaidia, en honor de San Bernardo, y San Benito, fundadores del Cister, además hay que tener en cuenta la extraordinaria personalidad de su fundadora doña Teresa Gil de Vidaure, (considerada tercera esposa del rey Don Jaime I), y la importancia y predominio del Monasterio Cisterciense.
El historiador Marco Antonio Orellana, nos ofrece un testimonio referido a las fiestas de Santa Apolonia, (posteriormente desde 1956, patrona de los Oftalmólogos de España). Fiestas que se celebraban todos los días 9 de febrero, en el Convento de la Esperanza, que se encontraba situado justamente donde ahora se encuentra el Huerto de la Estrella. Por el fervor y popularidad que gozaban estas fiestas eran consideradas.-“Las fiestas únicas, que dio Valencia el pueblo desde antiguo el nombre y titulo de Festes de Porrat, se celebraban el día 9 de febrero”.
Posteriormente Joseph Bodria i Roig, por la notoriedad que gozaban las fiestas de esta barriada, escribe esto tan convincente.-“De les festes que encara duren i tots coneixen, no me ocupe, com son les de (…), Marjalenes a la Verge del Rosari”, día 8 de octubre. Combregar (comulgar de impedidos).Aun se celebra el dia de San Vicente Ferrer, a los ocho días del primer lunes de Pascua Florida.
Festa de la Mare de Deu dels Desamparats (en la ermita).imagen atribuida a Vergara, Fiestas suspendidas en 1936 y reanudadas en el años 1990 en la parroquia Beato Francisco Pinazo. Se celebra todos los años a mediados del mes de junio.
Santiago Apóstol, día 25 de julio. Desde el año 1940 hasta el año de la riada (1957) tambien disfrutaron de gran esplendor las fiestas en honor del patrón de España.
Tambien existe constancia de haberse celebrado la representación de la Carxofa de Silla (1914), con el testimonio del gran pintor D. Ignacio Pinazo.
Sin olvidar en pleno verano, las bulliciosas fiestas paganas (1933-1936) coloquialmente conocidas per les festes del pato, i conill.
Fin
Bibliografía.
Joseph Bodria.-“Festes de Carrer”.-1906.
Abelardo Herrero Alonso.-“Revista de Filología Valenciana”.-1997.
Juan B. Viñals Cebriá.-“Marchalenes (…)”-2000-.
Juan B. Viñals Cebriá
Marchiliena/Marchilienam/Marjalena,
Marchalena/Marjalenes/Marchalenes, (la olvidada terminación –ena- se engendra por el fenómeno fonético que ocurría en ciertas hablas árabes por el cual el sonido [a] cuando es largo -[a:] o [ā]- se pronuncia en determinadas circunstancias como ē o ī; la imela fue frecuente en la valencia- musulmana).
Por todas esas mencionadas grafías y otras más, se conoce el nombre de este antiquísimo raval de vora riu, uno de los pocos lugares donde se conservan testimonios orales, pasados de padres a hijos, sobre los orígenes de sus más significativas fiestas. Testimonios que en este caso me fueron referidos por mi suegro D. Armando Amorós Donderis (1907 -1982). Mi padre político, al igual que mi esposa, mis hijos y mis nietos, son descendientes directos de una de las más acrisoladas familias que residieron en este típico lugar desde antes del siglo XVIII.
Señalaremos muy prontamente que los valencianos de Alicante, Castellón y Valencia, desde siempre hemos gozado de la consideración de ser un pueblo eminentemente trabajador, festivo, alegre y bullicioso; prueba de ello es la aseveración que hace al respecto D. Francisco de A. Carreres de Calatayud, quien dice de nosotros.-“Su espíritu, aunque algo modificado por el tiempo y la costumbre, sigue perdurando y dando a nuestro festejos un sello tradicional que los hace inconfundibles y distintos con el resto de España, y es porque como dijo el padre Mariana.-"Es innegable que los valencianos son bulliciosos de genio, vivos de ingenio, sutiles de discurso, agudos en inventar, primorosos en imitar, fáciles en mejorar y añadir, y sobre todo, aplicados cuando les importa; cualidades todas que, juntas con la generosidad de ánimo y franqueza en el gastar, les hacen singulares y aun únicos en la celebración de cualquier fiesta.”
EVOCACIÓN
Según mi suegro.- “En Marchalenes, des de sempre ens ha agradat molt la festa, però també hem sigut molt treballadors”. Yo, que bien le conocía, puedo dar fe de esa afirmación. Por lo tanto hay que activarse en explicar, que según la tradición en este barrio, desde siempre ha gozado de unas características propias y bien definidas en lo que se refiere a la personalidad de de sus hombres; honrados, cumplidores y laboriosos. Las mujeres madres abnegadas, fieles esposas, hacendosas en las cosas del hogar, y no en pocas ocasiones dispuestas a colaborar en algunos determinados trabajos agrícolas.
En esta barriada, sus vecinos gozaban de una buena merecida fama de ser formales en el trato, y que con manifestado orgullo presumían de la familiaridad que reinaba entre todos ellos, circunstancia que les permitía vivir de cómo si de una sola familia se tratara. En este peculiar poblado, mitad lacustre, mitad huertano, se guardaba un fervoroso culto a la amistad, y por supuesto por la fiesta. En este antiquísimo poblado con el solo escuchar por alguna de sus llogarets, el dulce sonido de la donçaina y el repiqueteo del tabalet, era como si de un resorte que les alegrara los corazones y si en ese mismo instante las circunstancias del trabajo lo permitían, era ya motivo suficiente para integrarse en la festa.
RETRATO COSTUMBRISTA DEL POBLADO
El padre Luís María Minguet(1904) publicó la.- “Historia del convento de Santa Mónica de Valencia” donde se reproducen algunos fragmentos del “Tratado de la capitulación de Valencia” en donde al referirse a “Marchalenes y a la calle Murviedro”, se puede leer: “Otra de la gran parte de la morisma vivía en los arrabales del margen izquierdo del Turia y se hallaba esparcida por la deliciosa vega, morando en barracas, alquerías pueblos de señorío, cuyos nombres remontaban su origen al de sus fundadores, ascendientes de los que a la razón se hallaban dedicados a la agricultura, rindiendo vasallaje a sus conquistadores.” Por lo tanto mi suegro me relataba que habia escuchado decir a sus abuelos que de este raval; llamaba poderosamente la atención del visitante, era la blancura de las fachadas de sus viviendas, costumbre arraigada en este placentero poblado, como queriendo perpetuar su ascendencia musulmana, de como si de un aldea moruna se tratara. La blancura de las alquerias y las barracas, se hallaban guarnecidas por verdes emparrados y rosales adosados en las fachadas de la puerta principal, donde enfrente siempre te encontraban con el pozo, -que proveía de agua fresca- protegido por la tradicional figuera y en ocasiones acompañada por algunos árboles frutales, sin olvidar la deliciosa llimera. Este idílico entorno se cumplimentaba por el apacible fluir del agua de las acequias – Mestalla, Rascanya, Tormos, Petra, goleró de l`Esperança- sequiols, donde en sus márgenes crecían canyes, i baladre (adelfa), la flor del lliri groc i lliri blau, junto con toda una variadísima mezcolanza de plantas, olorosas como el modesto mastranzo, a quien los valencianos coloquialmente le llamamos –matapuça-.
LA FESTA
El titulo de festes de porrat según se desprende de los documentos de la época era como la actual nominación de -Fiestas de Interés-. La organización de algunas de estas fiestas duraban todo el año, otras se instituían en pocos meses, y otras eran producto de nuestro –Pensat i Fet-. Estas últimas se realizaban en un santiamén, y en ellas nunca faltaba el tabal y la dulzaina; el horchatero, les “paradetes” de panolles torraes, carabassa torrà al forn, codonyetes, porrat, melons d`alger, i de tot l`any, peladilles, arnadí, torrò i altres llepolies.
Las fiestas de mayor arraigo hasta que se llegaba su celebración, los clavarios establecían toda clase de ingenios para conseguir el suficiente dinero para que su sueño se pudiese cumplir. Que las fiestas de ese año fuesen muy lucidas, y a ser posible que superaran a las del año anterior, se pretendía contratar mayor cantidad de luminarias y fuegos de artificio, la más afamada banda de música de la Vega. Los clavarios en cada fiesta, procuraban incluir algún nuevo festejo, que diese mayor realce y que pudiese ser recordado por el vecindario. Los cofrades, en sus casas recibían con pasacalle incluido el sabroso bescuit. Otro de los motivos para recoger dinero era la típica arreplegà. Por lo general este acto siempre se celebraba el domingo anterior a la festa grossa; los clavarios lucían la brussa negra del dumenge, y para el acto se hacían acompañar por el tabalet i la dolçaina, abría el cortejo, clavarios y clavariesas, la banda de música arropados por la chiquillería del poblado. Els festers recogían el dinero con gran mocadors d`erbes, anudados en las cuatro puntas, y les festeres con artísticos cantaros de alfarería de Manises, con esta manera tan sencilla, se iba haciendo la arreplegà.
LA FESTA
Además la junta de clavarios, estaba presidida por el Clavari Major. El vecindario participaba también adornando el altaret, o el retablo de San Vicent, que habia en la casi totalidad de las alquerias, y de las barracas, los cuales los adornaban con canyes verdes i tendres, alfàbega, gesmil, y otras de las muchas flores que se cultivaban o crecían silvestres por estas ubérrimas huertas. El festejo que siempre antecedía era l`entrà de la murta, de la cual cosa se encargaban los huertanos que disponían de caballos y carros, quienes los acicalaban y pertrechaban con relucientes guarniciones; después se dedicaban a recolectar fulles verdes, flor de baladre y otras muchas que crecían por estas vegas ; se seleccionaban las hojas mas verdes y olorosas, para después ir esparciéndolas por el suelo de las calles, dejando una alfombra de la cual emanaba un grato y oloroso perfume.
La atractiva nit d`albaes, donde en diferentes épocas actuaron entre otros, los afamados cantadores locales de diferentes épocas, la Cega de l`Olleria, Ceguet de Marjalenes, Carabina, Conxa la del Mercat, i Mata. Otra arraigada costumbre al estil de l`horta era la Alborá (alborada) en que los clavarios y vecinos haciéndose acompañar por un buen nutrido grupo de experimentados músicos, interpretaban escogida música valenciana, sobresaliendo en aquellas placidas y deliciosas noches, la claridad de las notas musicales, acompañados por un acompasado disparo de sonoros y coloristicos fuegos de artificio. Este último festejo y l`a nit d`albaes se dedicaba a las clavariesas, camareras y esposas, o novias, de los clavarios. Este acto finalizaba coincidiendo con el amanecer del nuevo día y era entonces cuando se iniciaba el volteig general de campanes, al que acompañaba la estruendosa dispará de trons i cohets. Cuando concluía tan atronadora disparà, y el volteo de campanas, inmediatamente y mientras duraban los festejos, los clavarios y los músicos celebraban el típico y suculento almuerzo a la costumbre d`horta marjalenca. Bon Profít.
Nota.-Entendemos que después de 1265, todos los días 20 de agosto se celebrarían grandes fiestas en el real Monasterio de la Zaidia, en honor de San Bernardo, y San Benito, fundadores del Cister, además hay que tener en cuenta la extraordinaria personalidad de su fundadora doña Teresa Gil de Vidaure, (considerada tercera esposa del rey Don Jaime I), y la importancia y predominio del Monasterio Cisterciense.
El historiador Marco Antonio Orellana, nos ofrece un testimonio referido a las fiestas de Santa Apolonia, (posteriormente desde 1956, patrona de los Oftalmólogos de España). Fiestas que se celebraban todos los días 9 de febrero, en el Convento de la Esperanza, que se encontraba situado justamente donde ahora se encuentra el Huerto de la Estrella. Por el fervor y popularidad que gozaban estas fiestas eran consideradas.-“Las fiestas únicas, que dio Valencia el pueblo desde antiguo el nombre y titulo de Festes de Porrat, se celebraban el día 9 de febrero”.
Posteriormente Joseph Bodria i Roig, por la notoriedad que gozaban las fiestas de esta barriada, escribe esto tan convincente.-“De les festes que encara duren i tots coneixen, no me ocupe, com son les de (…), Marjalenes a la Verge del Rosari”, día 8 de octubre. Combregar (comulgar de impedidos).Aun se celebra el dia de San Vicente Ferrer, a los ocho días del primer lunes de Pascua Florida.
Festa de la Mare de Deu dels Desamparats (en la ermita).imagen atribuida a Vergara, Fiestas suspendidas en 1936 y reanudadas en el años 1990 en la parroquia Beato Francisco Pinazo. Se celebra todos los años a mediados del mes de junio.
Santiago Apóstol, día 25 de julio. Desde el año 1940 hasta el año de la riada (1957) tambien disfrutaron de gran esplendor las fiestas en honor del patrón de España.
Tambien existe constancia de haberse celebrado la representación de la Carxofa de Silla (1914), con el testimonio del gran pintor D. Ignacio Pinazo.
Sin olvidar en pleno verano, las bulliciosas fiestas paganas (1933-1936) coloquialmente conocidas per les festes del pato, i conill.
Fin
Bibliografía.
Joseph Bodria.-“Festes de Carrer”.-1906.
Abelardo Herrero Alonso.-“Revista de Filología Valenciana”.-1997.
Juan B. Viñals Cebriá.-“Marchalenes (…)”-2000-.