sábado, junio 07, 2008

MOLINO DE LA ESPERANZA.- MARCHALENES

MOLINO DE LA ESPERANZA

MARCHALENES




Juan B. Viñals Cebriá





Desde la bajada misma del puente de San José, o pont Nou, en la parte correspondiente a Marchalenes, hasta que se alcanzaba la misma entrada del molino de la Esperanza según el mojón del camí de Burjassot, había un kilómetro exacto. El vecindario de aquellos tiempos , cuando habíamos rebasado el mencionado puente pensábamos que era entonces cuando verdaderamente nos encontrábamos en la capital, y solíamos decir antes de empezar la caminata :¡me `en vaig a València! y cuado de regreso nos acercábamos al referido puente, nos daba la impresión de que ya nos encontrábamos como en nuestra propia casa.
Lisard Arlandis.- en Valencia Atracción, en la década de los años cincuenta narraba la existencia del viejo camino y lo hacia de la manera siguiente.-
Ahora ya no es camino. Ahora se ha vestido de avenida. Se llama avenida Burjasot. El traje no le viene mal . El vestido oscuro del asfalto ha sustituido al incomodo polvo y a los desesperantes baches”.
Debemos recordar que cuando fue trazado este importante camino Burjasot (1897), su calzada fue asfaltada por unos pequeños adoquines azulados,(muy parecidos a los que se conservan en la céntrica e importante avenida Marques de Pombal en Lisboa), y así permanecieron hasta la decada de los años cuarenta, del siglo XX.
El nombre de molino de la Esperanza lo debe a la proximidad de un convento con ese nombre que existió desde 1509-1808 en el primitivo camino de -Marjalena-Lliria- (junto donde ahora se encuentra el huerto de la Estrella).
Todo el dilatado entorno natural vinculado al molino, era un puro deleite para los sentidos, la tupida red de caudalosas acequias de aguas claras provenientes de las acequias de Mestalla, Petra y, goleró de l`Esperança, los frondosos y diferentes árboles, los verdes cañaverales, hacían de tan apacible lugar una bella estampa colorista valenciana. Por la segunda década del siglo XX, según relato del escritor Lisard Arlandis, al referirse a la que ahora esta rotulada como avenida Burjasot, decía.-
Tenia unas características definidas, peculiares y bien distintas a las de hoy. -Y estaba el Molino de la Esperanza, al que los maestros llevaban a sus discípulos con el deber de redactar posteriormente el “Diario de la excursión” . Pero ahora el molino ya no existe”.
El Molino de la Esperanza hasta poco antes de su desaparición fue el referente más representativo para el vecindario, que decíamos con orgullo aquello de.-¡Soc marjaler, del molí de l`Esperança! El molino lo conformaba un solido y espectacular edificio compuesto de una enorme planta de construcción rectangular, con algún piso pintado en lo alto de su fachada con un moderado y grato color azul. En la puerta de entrada de la vivienda, cerca del puente que había sobre la cequia de Petra, próxima a la popularísima Parreta, como casi todos los molinos, tenia un artístico retablo santoral, de -rajoletes maniseres- de la que tomaba nombre el molino, después pegado al edificio pero mas al fondo del pronunciado desnivel habían unas cuadras para el engorde de ganado porcino. Pero el que ya no estaba a allí era el centenario nogal desaparecido como consecuencia de un tremendo vendaval ocurrido el día 15 de julio de 1934. En la parte izquierda cuando finalizaba el edificio, te adentrabas por el camino del antiquísimo -pont del anell-, donde frente la chimenea, se hallaba un muro cimentado con argamasa, era el huerto, o jardín, donde existía una bien cuidada arboleda, espesos cañaverales y palmeras.
Según nuestro amigo el historiador Ignaci Mangue, profundo conocedor de la historia de Marchalenes, al referirse a este viejo molino dice.--
Las primeras noticias que hasta la fecha poseemos sobre el molino de l`Esperança, corresponden a época bajomedieval (s.XV) –haciéndose alusión a este artefacto como Molino de Johan de Claramunt “(…) na Ramoneta mare seua e muller del honrat en Miquel de Palomar. Et dien que en lo camí de Paterna ans un pont qui es en lo dit camí per lo qual camí pasen al molí del dit Johan Claramunt, que per algunes persones sia stada feta una almenara ab caxes e cuberta(…) per la cual discorren totes les aygues que venen en lo dit camí de Paterna e donen en la cequia de Mestalla…” (ARV, Governació (Litium), 2221, f. 15 r-v 19 maig1419)
Posibles orígenes
Sus diferentes adaptaciones. Dado la antigüedad que se le reconoce a este artefacto molinero su actividad hay que pensar que se iniciaría moviendo sus muelas por medio de la arcaica fuerza hidráulica, después se añadió, en su día, la fuerza del carbón, con su fumeral (chimenea) tipo fábrica, de más de veinte metros de altura, situado junto a la bassa y luego, se instaló la energía eléctrica, por lo que entre el airoso pont del anell y, el mencionado fumeral se construyó una caseta con un dieléctrico. Todo el dilatado entorno rural del molino, era un puro deleite para la contemplación. En sus últimos tiempos venido a menos, el antaño emporio fabril, mantenía abiertas las enormes puertas de madera, y que en ocasiones cuando te adentrabas contemplabas la grandiosidad de su interior, donde encontrabas múltiples escaleras, recovecos, y desniveles, de ventanas interiores inesperadas, de armarios enormes, compactas montañas de arroz.
Viviendo y participando de sus sucesivas ampliaciones y transformaciones del molino vivieron una hermana y dos hermanos, estos últimos llevaban la parte activa del negocio y que habitaban con sus familias en tan significativo edificio.
Si nos retrotraemos al año 1928, diremos que al frente del negocio de la molineria se encontraban los mismos hermanos. Pero, acabada la guerra civil en el año 1939, al tener que gestionar y tramitar la correspondiente documentación para reanudar la actividad fabril, suspendida durante los años (1936-1939), surgió algún inconveniente, por lo cual el importante Molino, quedó varado, y poco, a poco fue convirtiéndose en una especie de edificio espectral, por cuanto que más que vivir, dejaban pasar los días. Por fin, parece ser que se vendió, y hoy, sobre aquel inmenso edificio y terrenos anexos de palmeras y verdes cañaverales, surcados por dos caudalosos brazos de la acequia mare de Mestalla, ahora yerguen imponentes bloques de viviendas, donde encontramos entre otras, las calles Acorazado, Poeta Salvador Rueda, Alcublas, Ricardo Micó, Alfons Verdeguer, Hipólito Rovira, y los terrenos en donde desde la década de los años ochenta, se encuentra un parking “provisional” .
Modélico artefacto molinero
En sus mejores tiempos era tan acreditado el molino de la Esperanza, que por su artesanal molienda, pasaba lo mas selecto de la molimiento traído desde todos lo puntos de España. Existía una curiosa anécdota donde se decía, que cuando traían para moler trigo de la capital de España. Los carreteros de la Villa y Corte, pertrechados con las mejores caballerías solían presumir ufanos de lo rápido que hacían el viaje.-
“A Madrid, con estos caballos, llegamos en una semana”.
Que lejos estaban los esforzados carreteros de pensar que al dia de hoy, el viaje en avión hasta Madrid, se llega con tan solo en unos minutos.
Misceláneas del Molino En una nave aneja al molino, conocida coloquialmente como la –Porcatera-(el Molino lo habían heredado unos hermanos, de un hermano de su padre, soltero, y habían decidido dedicar ese habitáculo anexo al engorde de cerdos, por lo que a su alrededor entre la acequia de Petra, el campo, y la citada edificación, no era extraño ver acumulados montones de arena de playa o río, destinada como lecho de las piaras de cerdos, que se criaban cebándose en esa edificación,(uno de los alimentos que más hacía engordar a estos animales eran los higos secos ). Con respecto al corral o nave destinada al engorde de ganado porcino, -Rosa Calvo Valero, la germana de Ximo, me recordaba la siguiente historia, o leyenda popular.
Que el corralot, o Porcatera , i l'horta annexa, on havien muntons d'arena, fa anys que la cedien a una trouppe d'artistes de circ que arribava a València per a actuar durant els mesos d'hivern. Allí en aquell lloc convivien estes persones amb els seus animals i les seues feres, i allí practicaven i assajaven durant tot eixe temps els seus diversos exercicis acrobàtics. Amb l'arribada d'este tan molt variat conjunt de persones, en el veïnat s'armava un gran revolada. Durant el temps que transcorrien estes persones en la porquera, eren com de festa per al barri”.
Esta tan expectacular como colorista llegada debía de representar una gran algarabía en la barriada con la llegada de aquellos visitantes tan inteligentes y poco convencionales, que les enseñaban toda clase de piruetas, a montar a caballo, a no temer al columpio, presenciar la arriesgadísima doma de leones, a hacer piruetas, y en más de una ocasión los más atrevidos vecinos de la barriada me dijo Rosa,
“Que se'ls va haver d'enguixar algun membre com a conseqüència de voler imitar tan arriscades imitacions circenses".
Huracán en Valencia
Cuando trascurría más de medio siglo después (1989), el amigo Aparisi, que conocía mis inquietudes por la historia de Valencia y particularmente la de Marchalenes, tuvo la delicadeza de hacerme llegar un añejo periódico ABC,(Madrid), fecha 16 de julio de 1934, donde se mencionaba a mi familia; regalo que yo siempre he agradecido por lo mucho que para mi vale sentimentalmente. En el mencionado rotativo de la capital de España, se podía leer que el dia 14 se había desencadenado una aparatosa tormenta en Valencia, la noticia era como sigue.-
“(…) causó grandes daños materiales, resultando algunos heridos. A las seis menos cuarto de esta tarde se ha desencadenado una aparatosa tormenta, acompañada de granizo y un formidable huracán, que tuvo al vecindario, en el poco espacio de tiempo que ha durado, en gran alarma; afortunadamente no duró más que un cuarto de hora, y aun así hay que lamentar enormes daños en edificios y arbolado(…). Los campos de maíz han quedado como si por ellos hubieran pasado con una tabla.
En el molino de la Esperanza, un hermoso nogal que había a la puerta lo arrancó de raíz y fue lanzado a más de veinte metros de distancia.
En un corral destinado a la cría de cerdos derribó una pared en una extensión de unos diez metros.
En la Papelera Levantina, derribó la chimenea: al desplomarse se hundió la techumbre de la nave destinadas a las calderas (…). En el mismo camino de Burjasot, en el numero 96, y en un establecimiento de comestibles de Juan Bautista Viñals, arrancó una estantería de más de cuatro metros de ancha por tres de alta, que, haciéndola saltar por encima del mostrador , la lanzó en medio de la entrada. Los daños causados son de gran importancia. Un hijo del Sr. Viñals, de tres años de edad, recibió un golpe en la cabeza, resultando con ligeras heridas. (…)”.



El Molino que yo conocí
Cuando se pretendía llegar hasta el molino en la decada de los años treinta del siglo pasado, lo primero que te encontrabas era un alterón o senda en el margen izquierdo del camino, de donde emergía un enorme árbol -plataner- (platanero), nacido en la mismo cauce del cequiol proveniente del -goleró de l `Esperança- y que alcanzaba casi los treinta y cinco metros de altura, de tronco grueso y corteza de color pardo rojizo y ramas con los extremos péndulos, hojas palmatífidas, árbol de tierra poco exigente agradecía la constante humedad que disfrutaba del –sequiol-. La entrada de carros y vehículos al molino se realizaba por la inclinada torrentera natural, donde en otra época seguramente habían crecido carrascales y canteras parecía tierra calcárea de secano, muy diferenciada a la próxima tierra de huerta; esa tierra, pensaba yo, que por sus características era adecuada para la crianza de algarrobos y viñedos. Excepto este particular trecho de tierra campa, todo el entorno del molí estaba llenos de campos representativos de la más genuina y fértil vega valenciana, donde se podían admirar los más diversos
cultivos. Y según la estación del año se podía contemplar la colección más variada de colores ocres y verdes. Tan monumental edificio estaba construido estratégicamente cara a la mar, lo que le permitía disfrutar desde los primeros destellos de las iniciales luces del nuevo dia; entre el molino y el muro del jardín, era paso obligado por donde se alcanzaba el airoso y renombrado pont del anell, que una vez cruzado, había en una parte más honda una gruesa piedra de rodeno, que hacia las veces de puente, de una acequia más pequeña (que en muchas ocasiones se inundaba), siguiendo la estrecha senda se alcanzaba la fuente del desaparecido barri Farol, al torcer a la derecha por lo que quedaba del viejo camí de Paterna, se llegaba hasta donde habían unos cuantos pequeños escalones donde se alcanzaba el camí de Tránsits, Si se continuaba recto el camino de la senda que empezaba en el mencionado pont del anell, se recorría el barri Farol, hasta alcanzar la acequia de Rascanya, y el puente de la alquería de Broseta, y después de pasar por una pronunciada bajada de camino de tierra(antiquísimo Azagador de Paterna) llegabas hasta Tendetes y después a la derecha el Calvari, y desde este lugar al huertano Campanar.
Por detrás del molino hasta los años cuarenta, a un permanecían las
fecundas huertas y acequias y no se encontraba ninguna edificación, hasta que se lograba rebasar el camí Transits (Avenida de Campanar).

RESIALLES
En 1995, en recuerdo de tan celebrado molino la comisión fallera, en el Llibre d`Or de la Comisión se puede leer.-Antic Barri L`Esperança
Fin

BIBLIOGRAFIA
Ignaci Mangue Alférez.-Marxalenes:de alquería islámica a barrio de la ciudad de Valencia.2001.p 172-173.
Juan B. Viñals Cebriá.-Marchalenes(…)”-2000.
Falla Avda. Burjassot, Joaquim Ballester, I Reus. 1995.
Lisard Arlandis.- Valencia Atracción, 1945..

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