Lugares olvidados de la Valencia antañona
Juan B. Viñals Cebriá
Tendetes de Marjalena, es el nombre por el cual se conocía este luminoso caserío cuando discurría el siglo XV y posteriores; subsiguientemente, el 6 de septiembre de 1507, cuando la iglesia de Campanar, se desmembró de la de Santa Catalina, se adopto: Tendetes de Campanar, todo ello debido a que los feligreses de Tendetes, dejaron de pertenecer a San Bartolomé, y pasaron a ser parroquianos de la Virgen de la Misericordia de Campanar. Esta aldehuela en sus postreros momentos se le designaba sin más, con el distorsionado Tendetes. Este en tiempos pasados, apacible y luminoso caserío, en la década de los años sesenta del siglo XX, se localizaba en el margen izquierdo del río Turia, en el septentrión de extramuros de la ciudad de Valencia. Este prehistórico y tranquilo “llogaret” palabra que en valenciano tiene el significado de: "alqueria, forn, i molí", lugar que hasta en los últimos momentos de su existencia guardaba un entrañable sabor entre huertano y artesano, en donde sus moradores se prodigaban entre sí, un trato como si de una familia bien avenida se tratara, y por la cual cosa se conocían todos por sus afectivos sobrenombres, ahora entre otros recuerdo a los establecimientos que completaban el censo allá por la mitad del siglo XX, botigueta del Cabut, el Cafetí del Gafarró, el forn del Alcalde, y los circunvecinos Barrio Farol, Barrio Perolets, Barrio la Figuera, camí Transits, camí Paterna, camí Nou, y el Calvari. Las fiestas tradicionales en Tendetes, siempre coincidían en el segundo domingo de octubre, y duraban tres días y donde descollaban entre otros festejos, el típico “arros amb fesols i naps” con que se obsequiaba a la multitud de visitantes forasteros. Históricamente nuestro antiquísimo caserío, se encontraba situado donde ahora se hallan las calles, Mauro Guillem, Valle de Laguar, Joaquín Ballester, Gregorio Gea, Ricardo Micó, y otras calles contiguas, todas ellas extrañamente con nombres de significación marinera, y por lo tanto ninguna de esas calles, con nuestros históricos y confianzudos topónimos valencianos. Los primeros documentos localizados que hace mención a este caserío, los encontramos en “Los Llibres de Avehinament” de 1400-1449, y el contenido exacto de su redacción es la siguiente: (759) -“3º-IX-1424. Pedro Ferris, laurador, ex vecino de Liria; habita 'en les tendes de Marchalena tras lo monestir de la Çaidia'. Avec. Por 10 años. (Sic)
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