MARCHALENES SIN AYUNTAMIENTO Juan B. Viñals Cebriá
Vicente Boix Ricarte (Játiva,1813 - Valencia,1880), insigne cronista de la ciudad de Valencia, redactó un documento en el siglo XIX, por medio del cual se nos revela una interesante iniciativa que por aquellos tiempos no prosperó, pero que anduvo por las mesas de trabajo de las autoridades de la época. Pasado los años, advertimos que no progresó aquel ambicioso proyecto. Por ese motivo hemos de convenir, que a lo largo de la noche de los tiempos Marjalena/Marchalenes, nunca ha tenido Ayuntamiento, y por lo tanto no ha dispuesto de escribano propio, y su
historia hay que buscarla dispersa, y fragmentada en el Archivo del Reino de Valencia, Archivo del Ayuntamiento, Archivo de la Diputación Provincial, bibliotecas publicas, privadas, y hemerotecas. Pero para mayor desgracia en este arrabal lacustre, tampoco ha existido ninguna entidad pública, o privada, con tradición donde por lo menos se pudiesen mantener, o conservar fondos documentales a disposición de investigadores, y para las personas que les agrada conocer y tener conciencia de las cosas que le son más próximas. Por la mentada carencia de Ayuntamiento, y después por los avatares de las guerras del francés (1808), y posteriormente la guerra civil (1936-1939), nos han privado de disponer de documentos originales que nos hubiesen permitido conocer cambios, y circunstancias, acaecidas a lo largo de los tiempos en este viejo poblado. No obstante por una, u otra circunstancia, sabemos que han existido entre otros; el Palacio de ibn Mardanish (s. XI), -Real Monasterio de la Zaidia (s.XIII), la histórica Torre de la Unión (se llamó de la Unión en 1347, desde entonces se conservó el nombre que caracterizó la coalición de los pueblos, contra Pedro IV, -del punyalet-,fue derribada en 1791),Real de los Reyes Moros (posesión del rico mercader valenciano Jaime Perfeta,1428), -Encreuament-o –bollidor- (importante obra hidráulica construida durante el periodo islámico, donde las caudalosa acequia de Rascanya, pasaba por encima de la de Mestalla), Convento del Priorato de la Anunciada (1442). La visita de los Reyes Católicos (1482), Convento de la Esperanza (1509), Retablo (18OO),Parroquia de la Mare de Deu del Rosari (1858),Calvario (1884), Ermita de la Mare de Deu (1908), Las Salesas, (destruidas en 1936), Ave-Maria (1912), Escuelas Olóriz (1919),Santiago Apóstol(1966), Parque de Marchalenes(2001).
PRINCIPIO DE DESAPARICIÓN DE LAS HUERTAS
Durante los últimos años del S. XIX y primeros del S. XX es cuando el ayuntamiento de Valencia, decide ampliar la ciudad y se realizan las dos Grandes Vías y la avenida de Victoria Eugenia (Reino de Valencia) que en un principio, el proyecto pretendía que llegara hasta la escalera Real del Puerto. Con la aparición de nuevas zonas urbanas y la apertura y trazado de nuevos caminos cunden las expropiaciones por doquier, y la nueva gran ciudad se engulle la mayor parte de las huertas y vegas de este arrabal.
Frente al Monasterio de la Zaidía se acomete y ejecuta la apertura del camino nuevo de Barcelona (avenida Constitución), y varias calles adyacentes, hasta el molino de Villacampa. Por el oeste se proyecta y realiza el camino Nuevo de Burjasot o de Líria (Avenida Burjasot) Por la parte norte, siendo alcalde de Valencia don Joaquín Reig Piqué (1884-1885), se abre una gran ronda conocida como Camino de Tránsitos (Avenida Peset Aleixandre), su diámetro constaba de doce kilómetros y estaba previsto en todo su recorrido de planchas metálicas destinadas a favorecer el tránsito de los carros. También había árboles plantados que favorecían la sombra a los viandantes y carreteros. Entre las actuales calles Juan XXIII hasta la Gayano Lluch se encontraba el “femer” en donde los huertanos, depositaban los desperdicios que recogían en sus carros de las casas de la ciudad.
Por si esto fuese poco, durante el año 1887 aún se le esquilman alquerías y tierras a este arrabal, al instalar las vías del ferrocarril eléctrico de Marchalenes a Líria (nueva estación metropolitana) con sus correspondientes servicios anexos para el funcionamiento de este nuevo transporte destinado a personas y mercaderías.
Más recientemente L. Querol Roso en 1946 describe estas frondosas huertas que tanta riqueza producen y el relato comienza así:
“Todo género de hortalizas y frutales son los productos de esta estupenda zona...Los poblados más inmediatos, algunos ya referidos como Benicalap, Benimaclet, Campanar, Marchalenes, Monteolivete, Orriols, Patraix, Ruzafa, El Grao, Cañamelar, y Cabañal son verdadera continuación de la población de la capital y van quedando poco a poco anexionadas a la hermosa ciudad, corazón de la huerta”. SEGREGACIÓN DE VALENCIA
Para conseguir la mencionada segregación, debían de acogerse al artículo 310, de
La Constitución de 1812, también denominada La Pepa. Constitución que preveía se establecieran Ayuntamientos en los lugares que conviniera a sus vecinos. D. Vicente Boix, profesor y jurisconsulto, se refiere al mencionado documento, donde nosotros entendemos que se dieron los condicionantes para que en estas populosas barriadas se pudiese haber creado Ayuntamiento.
“Existe, empero, un proyecto para continuar el nuevo vecindario, formando un cuartel que llevará este nombre, sirviéndole de base las casas recién construidas y el convento de la Zaidia, delante del cual se formaría una inmensa plaza rectangular, que se hallaría a la cabeza de un puente que debe construir el ayuntamiento sobre la acequia de Mestalla, que cruza este terreno. Desde la plaza y en dirección al camino real de Murviedro en su confluencia con la cruz de Moncada, se formaría una calle magnífica de cien palmos de ancha, distribuidos en la manera siguiente: 20 a cada lado para los andenes, separados éstos por dos filas de árboles de la parte central que comprenderían los 60 restantes, destinados al tránsito de los carruajes. Los edificios, según este proyecto, deberían ser oportunamente destinados para grandes talleres de carpintería, cerrajería, coches, carros, etc., y otros establecimientos que carecen de local a propósito dentro de las murallas actuales, sirviendo muchas veces de incomodidad al vecindario. El proyecto permite adoptar en la fabricación o pared-fachada para las casas grandes y vistosas verjas, que sirvieran de entrada a los talleres, dejando ver a los operarios y sus trabajos. En la misma calle de Murviedro, y 200 pasos más abajo de la cruz de Moncada, tendría principio otra calle de suficiente anchura que vendría a desembocar junto al circo o reñidero de gallos, interceptada por dos plazas circulas, una mayor que otra con destino a mercado de este cuartel. Ambas plazas tendrían por objeto el proporcionar el debido enlace a varios callejones que hoy existen sin salida en la calle de Murviedro que, ensanchados competentemente y atravesando dichas plazas, vendrían a desembocar en la grande y hermosa calle antes indicada, englobando
una de ellas hasta el vecindario de Marchalenes. Nos parece este proyecto digno de llamar la atención, no solo de los vecinos todos de la capital, sino en particular de la sociedad de Fomento, única que está destinada por ahora a acometer tamaña empresa. Valencia se embellecería mucho más; aumentaría su población y su industria, y no serían desde luego improductivos los resultados de una justa especulación en este caso. Esta mejora apoyada, emprendida y ejecutada por la autoridad política daría nueva vida a este pueblo, se ocuparían infinitos brazos, y en el interior de la ciudad podría de este modo permitirse más ensanche del que ahora es permitido. Que se quiera, y se hará: haya impulso y protección y no será difícil aplicar la ley de expropiación a los pocos campos que sería indispensable adquirir para la ejecución de aquel proyecto. Este pensamiento no es nuevo, sin embargo: Escolano en su tiempo, Esclapés y Ortí en el suyo, ya deseaban este ensanche, si bien este último quería fuese abrazando la calle de Cuarte, Campanar, Marchalenes y calle de Murviedro”.
No se llevó a la práctica aquel que pudo ser tan interesante proyecto para la creación del municipio, y por lo tanto resignémonos a saber, que Marchalenes, careció desde siempre de Ayuntamiento. Por tal motivo, con desconsuelo, nostalgia, y hasta con reprimida melancolía, se desconoce donde a se hallaban los Palacios, Monasterios, Conventos, Almunias, cenias regadas con norias, rahals, alquerías, barracas, molins, la Rambla, i llogarets...
Desconocemos tambien donde se encontraba vora riu Turia, donde en sus riberas emergían las determinativas tierras lacustres. La desaparecida Rambla, (malecón), que después de rebasado, te adentrabas hacia el norte, y se alcanzaba el altozano, de la acequia de Rambla, y te encontrabas con las frondosas huertas, y vegas, (emporio de riqueza), bañadas por las cristalinas y abundantes aguas, provenientes de las siempre caudalosas acequias mayores o madres, Mestalla, Tormos, Rascaña, Braç de Petra, Rambla, Algirós, brazos, i goleró de l`Esperança, junto toda aquella extendida y bien trazada red de acequias menores, combinadas por, filloles, sequiols, sequioletes, rolls, braços, regs, encreuments, bollidor, goleró, llengues, i ullals, que en forma tan sorprendente llevan hasta el último territorio, el agua para el riego de tan glorificadas vegas y huertas.
Con tristeza, terminaremos diciendo, -que donde antaño se encontraba -Marjalena horta i marjals de l’antic raval de extramurs de la Ciutat de Valencia
-. ¡Ara,- no queda res!
Fin
Bibliografía
Abelardo Herrero Alonso.-“Toponimia (…).-1986
Rafael Solaz Albert. -Bibliófilo.
Juan B. Viñals Cebriá.-“Marchalenes huerta (…)”.-2000