Hay dos famosos de nuestra tierra cuyas columnas echo de menos en el diario Las Provincias, pues yo les leía siempre. Uno de ellos es Eduardo Alcalde Clemente, y si lo cito en primer lugar no es porque sea hombre, sino por lo que luego se dirá. La otra es Marta Querol Bènech. Ambos deben de haber entendido aquel pensamiento de Einstein que dice que solamente una vida dedicada a los demás merece ser vivida. Y lo deben de haber entendido porque ambos son asiduos donantes de sangre.
Concretamente, Eduardo, y ahora queda claro porqué lo cito en primer lugar, va camino de convertirse, si no lo ha hecho aún, en el valenciano con más donaciones. Suelen ir los dos al Centro de Transfusiones de la Comunidad Valenciana. Supongo que irán más famosos, pero si yo sé que van Marta y Eduardo es porque me lo han dicho ellos, en el CTCV no dan ninguna información sobre el particular. Y acceden a que les cite con el fin de que sirva para atraer a más donantes.
Una breve conversación con los profesionales del Centro es suficiente para saber que la sangre es vital. Una doctora me habla de los niños afectados por el cáncer, y otro doctor me cita a un padre o una madre de familia que también necesita de forma imperiosa esa sangre que se da.
No conviene perder de vista que quién hoy está en situación de dar sangre puede ser el que la necesite mañana, o quizá algún familiar suyo. Ya no es sólo el hecho de sentirse útil a la sociedad, por haber salvado una vida, o más, sino también comprender que cuantos más donantes haya, más seguros estamos todos. Se puede pensar también en aquellos que nada más procuran sacar el máximo provecho a la vida, viviendo de forma totalmente egoísta. Saber que no se forma parte de este gremio también es placentero.
El próximo 12 de noviembre tendrá lugar en el Instituto Luis Vives de Valencia, el segundo Maratón de Donación de Sangre de 2011. Se hace dos veces cada año.