En la foto se puede contemplar otro de los lugares en el que los visitantes del parque de Marchalenes han podido desahogar sus necesidades, en el caso de que se le presentaran, en el día de hoy, puesto que nuevamente ha permanecido cerrado ese bar de jubilados que el ayuntamiento se empeña en denominar Museo del Trenet. Del otro lugar que también se utiliza ya hablé el 6 de enero pasado. Reitero lo que ya dije acerca del respeto que merece la gente, que paga sus impuestos, a la corporación municipal. Y conviene recordarlo ahora, cuando el pago del Impuesto de Bienes Inmuebles está cerca. Y cuando lo hagamos efectivo, conviene recordar que ese dinero se va a gastar sin tener en cuenta nuestras necesidades e ilusiones, sino que su destino será el de contribuir a la mayor gloria y honor de quienes lo administran.
lunes, marzo 19, 2007
sábado, marzo 03, 2007
Colegio del Arte Mayor de la Seda
Las fotografías muestran el estado en que se encuentra este edificio tan emblemático de la ciudad de Valencia. En su interior alberga elementos muy valiosos. Evidentemente, el deterioro que se observa no es cosa de un día. Viene de muy atrás. Distintas personas han ocupado la consellería de Cultura, y varios han sido también los presidentes de la Generalidad. Alguno de los consejeros decidió gastarse una enorme cantidad de dinero en la ilegal restauración del Teatro Romano de Sagunto. La sensatez se le debió escapar por los rizos de los cabellos. Si no hubiera sido así, ahora tendríamos Teatro Romano de Sagunto. Junto con la sensatez se le escapó la sensibilidad, hacia las leyes y hacia el Colegio Mayor del Arte de la Seda. Debió de haber pasado muchas veces por delante. Y no se le escapó ninguna lágrima. Tampoco a los que le han sucedido. Todo su empeño se viene centrando en imponernos el catalán y en gastarse su dinero en esta cuestión. El presidente actual es Francisco Camps y parece que su intención consiste en culpar a Baltasar Gracián de su gusto por el cálculo y el posibilismo. No parece que vaya a ordenar a Font de Mora que se ocupe de esta cuestión. Por su parte, Santiago Grisolía, como presidente del Consejo Valenciano de Cultura, sí que demostró sensibilidad hacia el singular edificio, por lo que representa, pero su propuesta, de que fueran las fallas las que asumieran su restauración, parece poco realista, sin que tampoco sea justa. Las fallas no tienen la culpa ni son entidades con ánimo de lucro. Más correcto sería que redujeran gastos de donde fuera posible y se dedicaran a este menester. Las Cortes Valencianas vienen despilfarrando dinero, de todos los modos imaginables. Han ampliado el número de diputados, sin que ello vaya a beneficiar a los ciudadanos. Y han creado la nefasta AVL. Quizá bastaría con suprimir esta última para poder restaurar el edificio de la calle del Hospital. También se podrían suprimir otros organismos, porque una vez creados y fijados los sueldos, no se les utiliza.
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