Seguro que si ve esta foto, en lo primero que piensa el concejal correspondiente es que hay un niño pedaleando por un parque y eso no se puede consentir. Ni aunque le explique que el niño sólo tiene cuatro años y que con esa bicicleta no puede ni soñar en alcanzar las velocidades que alcanzan los ciclistas mayores por las aceras. Estoy convencido de que el ayuntamiento les tiene manía persecutoria a los niños. O por lo menos no los considera dignos de atención. A uno de los guardias que recurrentemente llaman la atención a mi nieto Gabriel, por ir pedaleando a mi lado, o sea, despacio, le pregunté si es que tenían órdenes específicas en este sentido, es decir, en perseguir a los niños ciclistas, y me dijo que sí. Por mi parte, he preguntado al ayuntamiento de Valencia si existe algún otro lugar, aparte del circuito de Viveros, en donde los niños puedan ir en sus bicicletas. No he obtenido respuesta. Pero es que no acaba en la persecución a las pequeñas bicicletas, sino que siendo patente que el ayuntamiento dispone de grandes sumas de dinero para lo que quiere, en lo que atañe a los pequeños no hay presupuesto. En la zona de juegos infantil de la calle de Almazora, a la altura de las calles de Maximilaino Thous y Fray Pedro Vives, había una casita elevada, de la que los niños bajaban deslizándose por un tobogán. Desapareció la casita hace ya bastante más de un año y no ha sido repuesta. Tampoco hay presupuesto para el parque de Marchalenes. Volviendo al de Benicalap, queda la evidencia de esta casa émula de la de Tarzán, que en su día tuvo mucho éxito. Quizá a causa de algún accidente el ayuntamiento sufrió algún contratiempo, aunque no estoy seguro de que fuera así. Lo que sí es cierto es que se inhabilitado para los juegos infantiles. No se ha esforzado el ayuntamiento en tratar de encontrar un modo más seguro que el anterior, para que los niños sigan disfrutando de ella.
domingo, septiembre 10, 2006
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